No existe una única razón por la que los perros pueden tener miedo a los gatos. Si bien es cierto que históricamente las relaciones entre ambos animales no han sido fáciles, tampoco significa que la convivencia entre un perro y un gato tenga que ser imposible. Los motivos por los que los canes tienen miedo de los felinos dependen de múltiples factores, como por ejemplo:
- La edad de los perros: es importante tener en cuenta que los cachorros pueden ser más inseguros que los adultos. Un cachorro aún está descubriendo el mundo y el gato es un tipo de animal muy distinto a lo que él está acostumbrado o conoce.
- El carácter: también el temperamento de nuestro perro influye a la hora de enfrentarse a un gato. Hay cachorros que serán capaces de no huir ante la presencia de un nuevo felino, incluso existe el riesgo de que el perro ataque al gato, pero también hay perros con un carácter más dócil que se pueden sentir intimidados ante la presencia de un gato.
- El tamaño: los perros grandes tienen su instinto natural programado para no atacar a los perros pequeños. Por eso si se topan con un gato, cuyo tamaño habitual se asemeja a un perro de raza pequeña, es probable que su instinto lo compare con uno de sus semejantes y no intente tocarlo.
Las experiencias vividas: si hemos adoptado un perro que ha tenido alguna experiencia previa en la que fue atacado por un gato y este le hizo daño, es normal que ahora sienta miedo cada vez que ve un gato.
No obstante, si cualquier raza de perro coincide con un gato de carácter arisco o agresivo será inevitable que le tenga miedo. Lo único que puede variar es la reacción ante ese temor.
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