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martes, 7 de noviembre de 2017

¿Qué hacer cuando un perro no quiere pasear?

El paseo del perro es una de las actividades fundamentales para nuestras mascotas. No sólo sirve para que haga sus necesidades en la calle sino también para que queme energía y estrés tras pasar tiempo encerrado en casa, sobre todo si se trata de perros con mucha energía.

Este es uno de los momentos más esperados de nuestro can, pero hay veces que el perro decide sentarse y no andar más. Para resolver este problema es fundamental analizar cuál puede ser la causa y seguir algunas pautas de adiestramiento canino que nos ayuden a que el perro quiera pasear.

El porqué de que los perros no quieran pasear puede depender de diversos factores. Estos puedes ser internos, como un carácter demasiado perezoso o algún tipo de miedo del perro, así como externos, relacionados con los productos para perros específicos para pasear.

Si el perro es demasiado perezoso: esta falta de actividad no sólo complica los paseos del perro sino que poner en riesgo su salud, pues puede padecer enfermedades relacionadas con el peso, como obesidad canina. Para evitar que el perro no quiera salir caminar y se siente es fundamental mantener unas rutinas de paseo que duren un mínimo de entre 15 y 30 minutos cada salida.

Si el perro se cansa demasiado: es posible que no sepamos pasear al perro correctamente y por eso el perro se sienta cuando ya no puede más. Si nuestra salida con el perro es larga debemos hacer descansos de unos 10 minutos para que el perro pueda recuperar el aliento. En cambio, si el paseo del perro es más corto, entonces reduciremos el descanso a unos 5 minutos.

El perro es miedoso y no soporta salir a la calle porque le tiene miedo a los ruidos, a las personas, a los coches, quizá hemos sobreprotegido a nuestro perro y ha acabado teniéndole miedo a todo, o bien tiene un trauma anterior que desconocemos porque hemos apostado por la adopción del perro.

Al perro no le gusta la correa: conseguir que el perro se acostumbre a la correa es un paso fundamental a la hora de sacarlo a pasear. Si no conseguimos que el perro considere la correa como un elemento más del paseo corremos el riesgo de que tire de ella, intente quitársela o se pase todo el paseo jugando con ella.

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