“El Señor bendiga a este animal y que San Antón le proteja de todos los males del cuerpo”, va recitando Juan Villar, el párraco de la Iglesia de San Antón en Madrid, mientras rocía con agua bendita a los animales que les van presentando sus dueños.
Después de recibir la bendición, los animales dan las “vueltas del santo”, una procesión por diversas calles del madrileño barrio de Chueca. Junto a la fila de fieles que quieren presentar sus mascotas al santo, otra desfila ante una ventanilla donde se dispensan unos panecillos, que, elaborados con una receta secreta, se mantienen tiernos durante un largo espacio de tiempo.
Cada feligrés recibe tres panecillos, uno de los cuales debe guardarse un año junto a una moneda para asegurarse trabajo y salud, y garantizarse la bendición del santo. La festividad de San Antonio Abad goza de gran tradición en Madrid.
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