Pese a la crisis, Vietnam gana fuerzas como un destino oculto que poco a poco emerge, como evidencian los cinco millones de turistas extranjeros que vinieron el pasado año, sin contar los nacionales.
Sin embargo, casi la mitad fueron viajeros chinos que entran por el norte y camboyanos que llegan por el sur, quienes suelen gastar poco, pernoctando en casas de huéspedes y hoteles de una estrella.
Según la Administración Nacional de Turismo, China y Cambodia fueron los mercados emisores que más crecieron en 2010, entrando por Lang Son y Moc Bai, respectivamente.
Tampoco se cuentan los llamados mochileros, la mayoría jóvenes occidentales que cargan con un pequeño bulto, moviéndose cómo puedan y durmiendo dónde los rinda el sueño, sin un control estatal.
Además, las autoridades vietnamitas pretenden incrementar el aún bajo número de “segundas vueltas” entre sus visitantes.
Vietnam tiene a su favor la estabilidad política, unos precios aún bajos para la media internacional, un milenario tesoro cultural, todo tipo de paisajes y el morbo histórico que generó la guerra.
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