Esto no es una excepción cuando se trata de tus mejores amigos peludos, quienes perciben tu alegría y sienten tu tristeza.
Un estudio de la Universidad de Golosmeéis, en Londres, reveló que los perros distinguen entre el tarareo y el llanto. “El llanto parece que les afecta más, creando mayores emociones en ellos”, dice Deborah Custance, quien fue parte del estudio de la universidad, según el portal schnauzi.com. Esto sucede porque los perros tienen la necesidad de entender las emociones de su manada por cuestión de sobrevivencia y, durante el proceso de domesticación, el can concibió al hombre como parte de su grupo, explica Andrés Salamanca, etólogo del centro de psicología animal Kamuk.
El especialista enfatiza en que uno de los canales que tienen para la comunicación y para sentir las emociones humanas es su sentido más desarrollado: el olfato. “Toda la información que los perros manejan se encuentra en el olfato, por lo que a través de él detectan olores que están asociados a lo hormonal”, resalta.
Tanto Salamanca como la veterinaria Mariana de la Peña coinciden en que incluso los niveles anormales de azúcar en la sangre y hasta ciertos tipos de cáncer pueden ser detectados mediante el olfato canino.
Una vez que perciben la emoción, “empiezan a consolar a través del contacto físico, especialmente los perros grandes. Ellos se apoyan en las rodillas, en las faldas, e incluso lamen. Este gesto es porque a través de su lengua reciben información”, dice Salamanca.
Aparte del consuelo emocional, “hay razas como el cala, el chiwawa y los tekel, que ayudan en los dolores físicos”, dice De la Peña. “Tengo un tekel y, en mi experiencia personal, se recuesta sobre mis pies o piernas brindando calor donde tengo dolor”.
No por nada son los mejores amigos del hombre. Y si los sospechabas está confirmado que tu perro percibe tus dolores y se empatiza particularmente con tu pena, más cuando lloras.
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