El conflicto entre Estados Unidos y el Frente Nacional de Liberación de Vietnam terminó oficialmente con la caída de Saigón en 1975. Muchos soldados regresaron a casa sanos y salvos y otros, muertos. No obstante, según el ex militar Rick Claggett, hubo un grupo de veteranos estadunidenses que, a pesar de haber servido a su país con valentía y de haber salvado incontables vidas, fueron sacrificados y abandonados por el ejército al que sirvieron.
Se trata de los Perros Militares de la guerra de Vietnam, a los que, según las palabras Claggett se consideró “equipo excedente” al final de la guerra. Pese a las súplicas de sus adiestradores para que les permitieran llevárselos de regreso a Estados Unidos, el ejército decidió abandonar o sacrificar a la mayoría de los canes, dejando el resto en manos de los vietnamitas. “Lo peor de todo es que en la cultura vietnamita se acostumbra comer carne de perro, estamos seguros de que ese fue su destino”, dijo.
Claggett le contó a VICE cómo fue la relación con su perro Big Boy, en quien piensa todos los días a pesar de que ya pasaron 45 años; le ayudó a lidiar con el estrés de la guerra y dijo que nunca se perdonará haberlo abandonado.
Relató que se utilizaban labradores para seguir rastros de sangre, eran los mejores para esa tarea, eran silenciosos al rastrear y estaban entrenados para alertar en caso de una emboscada.
Los pastores alemanes escarbaban o exploraban. Los cachorros de pastor exploraban en los túneles. Si un perro era muy agresivo lo entrenaban para ser guardián.
También había canes para patrullar en el agua. Subían a un cachorro en la parte delantera del bote para dar vueltas por toda la zona, ellos eran capaces de detectar el olor de una persona debajo del agua que respiraba a través de un junco vacío.
Otros eran exploradores, guiaban a las patrullas en el campo, descubrían emboscadas humanas y mecánicas. El adiestrador de perro explorador iba al frente de la patrulla y era muy vulnerable. Después de los francotiradores y los pilotos de helicópteros, los adiestradores eran los que más riesgos corrían.
A veces los canes alertaban sobre una emboscada, pero el enemigo detectado salía de su escondite y mataba a los perros y a los adiestradores. En Vietnam murieron 400 adiestradores.
Mucha gente dijo que de no haber sido por los perros soldados en Vietnam, habría otros diez mil nombres en el muro de Washington, se cree que ese es el número de vidas que salvaron.
De los cuatro mil perros que sirvieron durante la guerra en Vietnam, se calcula que mil murieron de impactos con armas de fuego, trampas cazabobos, paros cardiacos, mordedura de serpientes, enfermedades, accidentes, vejez y otros. Y de los tres mil que quedaron la mitad habrían sido sacrificados y el resto abandonados. “Pasó mucho tiempo pero es algo que me sigue atormentando. Dieron su vida por nosotros”, dijo el ex soldado.
Según Claggett, para el 95 por ciento de los adiestradores los perros no eran un objeto como un arma o algo así. Eran seres vivos que tenían sentimientos, jugaban y hacían lo mismo que cualquier otro perro. “todos nos enamoramos de nuestros perros, incluido yo”, expresó.
Es una ironía porque en la Segunda Guerra Mundial participaron 40 mil perros y todos los que estaban sanos al final de la guerra regresaron a casa. En Corea pasó lo mismo, pero en Vietnam fueron sacrificados y abandonados. •
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