Los perros cavan por diversos motivos, pueden hacerlo por aburrimiento, para cazar, para sentirse cómodos, para llamar la atención, tan solo por instinto, etc. Es probable que, hasta cierto punto, debas aceptar que tu mascota cave un poco, ya que esto forma parte de tener un perro. No obstante, existen algunos métodos confiables para evitar que tu perro haga que tu patio luzca como un campo de batalla.
Si puedes identificar la razón por la que tu perro cava agujeros, será mucho más probable que puedas modificar este comportamiento. Algunas veces, los perros cavan por razones aleatorias y esto no puede identificarse; sin embargo, este comportamiento suele contar con motivos perceptibles.
Con frecuencia, los perros cavan agujeros por una (o más) de estas cinco razones: por entretenimiento, por comodidad física, para llamar la atención, para escapar o para buscar presas. Si identificas el momento, el lugar y la forma en los que tu perro cava, esto podría determinar la razón por la que lo hace.
Muchos amantes de los perros pueden dar fe de que estos animales son bastante parecidos a los niños en muchas maneras, como el deseo de obtener la atención empleando los medios que sean necesarios. Es probable que tu perro haya aprendido que podrá llamar tu atención si cava un agujero en tu lindo jardín.
Debes atrapar a tu perro justo cuando esté cavando un agujero si deseas establecer una asociación eficaz entre tu rechazo y esta actividad. Es probable que, por lo general, tu perro cave cuando no estés observándolo; por ello, tendrás que buscar maneras de hacer que el acto de cavar sea menos placentero para tu perro, mientras no lo observas.
Si no has podido convencer de manera amable a tu perro para que no cave, es probable que tengas que intensificar tus tácticas. Aquí te indicamos algunas maneras de hacer que tu perro deje de cavar, las cuales considerará menos agradables.
Algunos perros detestan el olor de sus propias heces. Si colocas un poco de las heces de tu perro en el agujero, esto hará que sea menos agradable.
Entierra un globo inflado pequeño en el agujero del perro y cúbrelo con una capa de tierra. Cuando el perro reviente el globo, la sorpresa desagradable hará que sienta menos placer al cavar.
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