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jueves, 5 de diciembre de 2013

En Colombia hasta los perros trabajan para ganarse la vida

Tener un "trabajo de perros" ha dejado de ser algo negativo en Colombia, donde la ley les confiere a los caninos numerosos privilegios como horarios reducidos, jubilaciones anticipadas y salarios en especie.

"Estos animalitos trabajan más bueno que cualquiera. Ahí es cuando decimos: ‘quién fuera perro’", indicó a Efe un vigilante de banco en el norte de Bogotá, la capital colombiana, quien acompaña a Luna, una perra de seis años que para 2014 espera estar retirada.

Como ella, miles de sabuesos más prestan sus servicios alrededor del país, unos 3.500 solo en la capital, como parte de la lucha contra el terrorismo y las drogas que el Estado colombiano y las empresas de seguridad privada han emprendido desde hace más de dos décadas.

"Luego de tantos antecedentes, un buen perro nos da la seguridad a nosotros y a nuestros visitantes de que no van a entrar personas con elementos extraños o contaminados", explicó a Efe Javier Martínez, responsable de la seguridad en un reconocido edificio bogotano, que en 2010 sufrió un atentado con coche bomba.

Precisamente, el poderoso olfato de estos animales, unido a su alta capacidad de adaptación y aprendizaje, ha seducido a numerosas empresas, bancos y negocios colombianos y alimentado una tendencia que, según cifras del Ministerio de Defensa colombiano, ocupa a más de 40 empresas del sector en todo el país.

Razas como los labradores y los golden retriever, para la detección de explosivos y narcóticos, así como los rottweiler, pastor alemán, bóxer y fila, para la defensa, la vigilancia y el ataque, son los preferidos, según la Policía colombiana.

Los caninos han llegado a altas instancias de Organismos de Protección del Estado, el Ejército, la Bolsa de Valores de Colombia, hospitales y equipos de rescate.

Según los registros del cuerpo oficial de bomberos de Bogotá, el reconocimiento de estos perros entrenados en Colombia "ha llegado tan lejos" que han viajado para colaborar con equipos de rescate luego de sucesos como los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos (2001) y el terremoto de Haití (2010).

Dicha capacidad laboral, que reporta un 0 % de desempleo frente al 7,8 % de sus pares humanos, llevó a la creación, en 1994, de la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada (SuperVigilancia), entidad encargada del control a las instituciones que ofrecen el servicio de los caninos.

Desde su puesta en funcionamiento, la dependencia ha controlado el tiempo total de trabajo de los animales, que según varios decretos no deben superar las seis horas con relevos constantes cada 120 minutos, y ha estipulado "expresamente" que su pago se realice con "juguetes, huesos, o artículos comestibles" de su agrado.

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