Científicos en Estados Unidos registraron esta increíble hazaña colocando transmisores satelitales en una especie de ave playera migratoria conocida como zarapito trinador, Numenius phaeopus.
Una de las aves, denominada "Hope" o "Esperanza" por los investigadores del Centro de Biología de Conservación de Williamsburg, Virginia, voló durante 27 horas contra la tormenta a una velocidad de 14 kilómetros por hora, pero luego de atravesar el centro del huracán fue impulsada por el viento para alcanzar cerca de 150 kilómetros por hora.
El estudio deja en evidencia "la realmente impresionante dinámica de las migraciones de aves", le dijo a BBC Mundo Fletcher Smith, principal biólogo a cargo del proyecto.
"Hemos constatado que los zarapitos trinadores pueden mantener el vuelo a través de un huracán o una tormenta tropical", añadió.
"Acompañamos con los transmisores a ocho aves que lograron sobrevivir al paso por estas tormentas".
FORTALEZA
La fortaleza de las aves para sobrevivir condiciones extremas se debe a las grandes cantidades de reservas de grasa que acumulan en sus organismos.
"Estas aves casi duplican su peso antes de embarcarse en una migración. Consiguen engordar ingiriendo bayas en Canadá y cangrejos en los sitios de parada durante su viaje al sur", explicó Fletcher.
Los zarapitos estudiados en este proyecto se reproducen en el Delta del Río Mackenzie y en la Bahía de Hudson, en Canadá. En la primavera hacen paradas entre los estados de Georgia y Virginia en Estados Unidos y pasan el invierno del Hemisferio Norte en diversos sitios desde el Caribe hasta el noreste de Brasil.
Otra población diferente de esta especie se reproduce en Alaska y pasa el invierno en la costa del Pacífico entre México y Chile, según explicó el biólogo.
CAZADORES
Las aves guerreras que sobreviven huracanes pueden sin embargo sucumbir ante un enemigo mortal, la acción humana.
Los zarapitos trinadores son víctimas de cazadores en el Caribe, y Smith y sus colegas están trabajando con organizaciones locales para intentar protegerlos en su ruta migratoria.
"En la temporada de otoño pasado perdimos dos aves con transmisores satelitales debido a cazadores en la isla de Guadalupe", señaló Smith. "Por lo menos en un país, los cazadores se han comprometido ahora a reducir voluntariamente el número de aves muertas".
Otra de las amenazas en el Caribe es la pérdida de manglares y bañados y la construcción de complejos turísticos, por lo que debe hacerse más para proteger el hábitat natural de las aves, según el biólogo estadounidense.
"No sabemos cuál ha sido exactamente la influencia de esas amenazas en la caída de estas poblaciones de aves, que han sufrido un declive del 50% desde mediados de los 90".
La investigación realizada por Smith fue citada por la ONG American Bird Conservancy en un comunicado en el que llama la atención sobre la caza no regulada en sitios del Caribe, incluyendo el archipiélago de Guadalupe, Martinica, Barbados, Guyana Francesa, Guyana y Surinam.
"Algunos habitantes locales usan los bañados como sitio de caza y matan con impunidad todo lo que vuela. Entre las víctimas están dos zarapitos trinadors que estaban siendo monitoreados con transmisores y se llamaban Machi y Goshen. A lo largo de su vida se estima que Machi voló más de 43.000 km y sobrevivió a la tormenta tropical María. Goshen había volado más de 22.000 km y batallado el huracán Irene. Aterrizaron en Guadalupe, un sitio que habían evitado en otros viajes, y murieron a manos de cazadores", señaló el comunicado de American Bird Conservancy.
"Esta matanza indiscriminada debe detenerse", dijo George Fenwick, presidente de la organización, que hizo un llamado al gobierno de Francia a poner fin a la caza no regulada en el archipiélago de Guadalupe, un territorio de ultramar francés.
APRECIO
Smith planea continuar utilizando transmisores satelitales para monitorear la migración de estas aves, que deben ser vistas con ojos de gran aprecio y respeto, según le dijo a BBC Mundo.
"Me gustaría que los lectores de esta nota apreciaran los enormes vuelos de que son capaces estas aves", aseguró.
"Hemos documentado siete vuelos de más de 5.600 km, incluyendo cuatro vuelos continuos sin paradas de entre más de 6.100 y 6.900 km sobre el Océano Atlántico desde Canadá a Sudamérica".
"El vuelo de más de 6.900 km le llevó al ave 145 horas, desde el Golfo de St. Lawrence hasta el noreste de Brasil. De ida y regreso entre sus sitios de reproducción y destinos durante el invierno, ¡esas aves hacen viajes redondos de más de 20.000 kms por año!".
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