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sábado, 1 de septiembre de 2012

Zoo de Mallasa mejoró la vida de 25 animales que fueron rescatados

Como Pancho, 25 animales de diversas especies, que fueron sacados de su hábitat por tráfico u otros motivos, gozan de una oportunidad para acercarse a sus condiciones naturales gracias a un proyecto encarado hace dos años en Mallasa, al sur de La Paz.

“Los animales que son rescatados no pueden ser devueltos a su hábitat natural porque tienen modificados sus hábitos y podrían morir. Aquí encuentran una nueva oportunidad de vida y al mismo tiempo, ellos apoyan a que nosotros, como zoológico, podamos asumir una labor educativa”, manifestó Mariana Daza Von Boeck, administradora del zoológico de Mallasa, Vesty Pakos.

Según los registros de la administración de la reserva, en 2011 llegaron hasta este lugar un total de 11 animales: un tejón, una tortuga, dos urones, tres quirquinchos, un halcón y tres suris. La mayoría fue entregado por la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas (DGBAP) del Ministerio de Medio Ambiente y Agua. Este año, ingresaron 14: cuatro tejones, tres tortugas, tres parabas, tres suris, y un puma.

“Es irrefutable la labor educativa que cumple el zoológico a través de su actividad como centro de custodia de fauna decomisada del tráfico ilícito en el país, pero también es el sitio que da un fuerte aporte, ya que, al ser centros educativos y de investigación, permiten la transmisión de conocimientos respecto a la importancia y valor de la fauna silvestre, las consecuencias negativas de su tenencia ilícita y el mascotismo”, señaló la administradora.

Fidel Fernández, responsable de Conservación y Manejo de Vida Silvestre del zoo, explicó que todos los animales que ingresan en custodia siguen un protocolo internacional para su integración al centro.

“Todos los animales deben cumplir con un periodo de cuarentena, cuya duración varía según la afectación que tenga cada uno de ellos. Tras su ingreso, un biólogo, un veterinario y un nutricionista realizan una evaluación ”, mencionó.

Cuando Pancho ingresó al zoológico, usaba pañales desechables. Como “su dueño” tenía la costumbre de pijchar coca, el animal adquirió ese hábito. “Tomaba mate y almorzaba en la mesa con la familia. Cuando iniciamos el proceso de interacción notamos que el animal no podía trepar árboles, pero, con esfuerzo y trabajo logramos que adquiriera las destrezas propias de su especie”.

A la fecha, Pancho todavía hace caso al nombre que recibió de quienes lo retenían —lo único que le queda de hábito de su anterior vida— y es uno de los monos araña más traviesos que están en el zoológico.

Así como el caso de Pancho, Fidel Fernández recuerda el de un quirquincho que fue acostumbrado a comer plátanos y frutilla.

“Muchas personas creen que cuando rescatamos algún animal debemos liberarlo, pero ¿qué hubiese pasado si internábamos así a ese quirquincho? Probablemente habría muerto. Por eso, el zoológico es una nueva oportunidad de vida y de recuperación para los animales que fueron comercializados”, refirió.

El seguimiento y los estudios para que un animal se adapte a sus hábitos naturales pueden durar hasta cinco años. Este trabajo lo desarrollan 11 guardafaunas, en tiempos que pueden abarcar las 24 horas del día.

“En caso de que un animal no pueda adaptarse, los protocolos también apuntan como solución la eutanasia, sin embargo, en el zoológico no hemos tenido ese problema gracias al esmero de los guardafaunas”, agregó Fernández. El zoológico Vesty Pakos alberga actualmente a unos 500 animales de 74 especies, entre mamíferos, reptiles y aves, en 22 hectáreas del parque Mallasa. Según la administradora, el espacio busca consolidarse en un lugar de aprendizaje.

“En el zoológico, las personas pueden estar en contacto directo con especies vivas de nuestros ecosistemas. La educación que impartimos es de tipo no formal, referida principalmente a concienciar a la población sobre la importancia de la conservación de la fauna silvestre nacional, sus características”, explicó Daza.

Según datos de la administración, el zoológico Vesty Pakos recibe un promedio de medio millón de visitantes al año. El domingo es el día de más alto ingreso de visitantes. Se calcula que unas 4.500 personas llegan hasta la zona de Mallasa. Cada gestión, al menos 500 unidades educativas, con aproximadamente 30 mil estudiantes, llegan hasta la reserva.

Habrá fosa para pumas y mejorarán ingreso al Zoo

Guadalupe Tapia

Una nueva fosa para los cinco pumas andinos y la remodelación del ingreso al zoológico Vesty Pakos, son los dos proyectos que la administración del espacio prevé efectuar hasta fin de año, informó la administradora Mariana Daza. Los proyectos tendrán una inversión de Bs 1,2 millones y Bs 2,7 millones, respectivamente.

Durante una visita que hizo al zoológico, La Razón pudo constatar que los pumas habitan en domos con rejas con una dimensión aproximada de seis metros por siete.

“Lo que se quiere hacer ahora es mejorar la habitabilidad de los pumas y se proyecta construir una nueva fosa, en un área de 600 metros cuadrados que ya no tendrán rejas y promoverán un ambiente más natural. El espacio estará destinado para los seis felinos que tenemos. Con eso se mejorarán las condiciones de vida de estos animales”, indicó Daza.

Por otro lado, la administradora explicó que se planifica refaccionar el ingreso al zoológico, con la habilitación de nuevas boleterías y la adecuación de las entradas para que los ingresos sean más fluidos. Además se prevé la instalación de cámaras y pantallas, y la construcción de una sala audiovisual para mejorar la atención a los visitantes.

“Ambos proyectos ya fueron licitados y hasta fin de año esperamos tener los trabajos ejecutados”, manifestó la administradora.

El último gran proyecto que se puso en marcha en el zoológico, fue la construcción de una fosa para los osos jucumaris.

A futuro, según Daza, se planea llevar a cabo un proyecto de reordenamiento que se aplicará de manera paulatina, para mejorar los ambientes para los animales. “El plan de reordenamiento plantea ampliar el domo de los cóndores, trasladar ciertos espacios de los animales. Siempre tomando en cuenta que éstos deben colindar con especies de su mismo ecosistema. No se descarta reducir el espacio para los visitantes”, enfatizó.

Horarios de atención y costos

El zoológico municipal Vesty Pakos abre de martes a domingo de 10.00 a 18.00. La venta de boletos es hasta las 17.00. El ingreso para niños de cinco a 11 años cuesta Bs 1,50. Para el resto de los mayores hasta 65 años es de Bs 3,50. Los menores de cinco y mayores de 65 tienen ingreso libre. Al lugar se puede llegar en minibús.

Dar comida puede dañar la salud de los animales

Guadalupe Tapia

La administradora del zoológico municipal Vesty Pakos, Mariana Daza, informó que pese a las recomendaciones y mensajes de advertencia sobre los perjuicios que trae a los animales, las personas que visitan el espacio continúan dando alimentos a los ejemplares en cautiverio.

“Los visitantes que vienen al zoológico piensan que están haciendo un bien a los animales dándoles comida, cuando no es así. Este tipo de alimentación ha provocado que los animales se enfermen”, expresó Daza.

La administradora recordó que, el año pasado, los cinco osos que habitaban un espacio más pequeño y accesible al público se acostumbraron a la comida chatarra que las personas les lanzaban. Lo que provocó que éstos sufrieran problemas de sobrepeso.

“Los monitos también tienen esos problemas, porque les botan comida con bolsas y como los animales no diferencian también eso se meten a la boca y luego aparecen con infecciones”, dijo.

El zoológico Vesty Pakos tiene una nutricionista que se encarga de la administración de los alimentos para los animales. La Alcaldía invierte al año cerca de un millón de bolivianos para la compra de frutas y verduras, para alimentar a los hervíboros y burros para sustentar a los carnívoros.

Otro de los problemas con los que tropieza la administración del zoológico es que la gente no respeta la prohibición de ingresar con balones, pues la función del zoológico es fomentar el aprendizaje sobre los animales.

Además, Daza cuestionó que los visitantes no cumplen con la disposición de no ingresar con mascotas. “Estos animalitos pueden despertar el instinto cazador de los que tenemos en cautiverio y provocar reacciones que ponen en riesgo a todos”.

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