No está claro cómo logró escabullirse del circo Rinaldo Orfei con el que recorría el país como una de sus atracciones. Por su comportamiento se la notó asustada ante la reacción de las personas al verla por la calle, lo que dificultó aún más su captura.
Durante mucho tiempo los oficiales no supieron cómo detenerla y se limitaban a seguirla de atrás. La calma llegó cuando lograron cercarla dentro del estacionamiento de un hipermercado.
Entonces llegaron sus dueños y le dispararon dos dardos tranquilizantes. Se detuvo al instante y en ese estado la subieron a un camión para devolverla al circo. En principio parecía estar sana, pero la situación fue tan estresante que terminó muriendo de un paro cardíaco pocas horas después.
No se reportaron heridos, pero muchos automovilistas denunciaron daños en sus vehículos por las abolladuras que les provocó al pisar sus capós y por los choques que desencadenaron las maniobras realizadas para esquivarla.
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