Muchas familias se dirigen a este espacio con la finalidad de compartir tranquilidad y estar en contacto con la naturaleza, además de respirar la frescura del pasto humedecido.
Al igual que la tranquilidad que transmiten los patos en su estanque, pasivas aves que flotan sobre el agua cristalina, con sus palmípedas patas, avanzan lentamente como si se estuvieran arrullando.
O la ternura que transmite un cabrito, con su pelaje suave, blanco, su nariz rosada y brincando sobre las rocas junto a sus compañeros de juego, bajo la atenta mirada de su madre.
También está presente en el zoológico la majestuosidad del cóndor, un ave carroñera que al agitar sus alas impresiona al más valiente de los visitantes, puesto que estas miden más de dos metros, su señorial forma de volar, además de la postura que asumen cuando se posan en las rocas.
Asimismo, es peculiar ver, si uno tiene suerte, al famoso quirquincho, quien se esconde en su madriguera de arena. En esta parte del país puedes apreciar la majestuosidad y suntuosidad de una llama y la esbelta vicuña, todo esto y más es parte de los encantos de Bolivia.
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