Este hallazgo representa la primera evidencia de que un animal puede discriminar entre las expresiones emocionales de otra especie, en este caso los humanos.
En este estudio, se entrenó a los perros para discriminar entre imágenes de la misma persona con gestos de felicidad o enojo.
En todos los casos, a los perros se les mostró sólo la parte superior o inferior de la cara. Después de ser adiestrados con 15 pares de fotos se probó esta hipótesis en cuatro ocasiones.
Esta investigación encontró que los perros eran capaces de identificar las emociones, además diferenciar el significado de una emoción de felicidad y enojo, tanto de sus dueños como de personas desconocidas, además de que era posible que aprendieran nuevas expresiones faciales, dice Ludwig Huber, autor principal y jefe del grupo del Instituto de Investigación Messerli de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena.
Lo que no se sabe realmente es qué significado atribuyen los perros a las emociones.
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