A continuación, cuatro historias enternecedoras, llenas de esperanza y amor verdadero.
DINDIM, EL PINGÜINO BRASILEÑO
Cada junio, João Pereira de Souza,
un albañil brasileño retirado, se reencuentra con un amigo muy especial: un pingüino de Magallanes al que le salvó la vida en 2011.
DinDim pasa temporadas de hasta ocho meses en el terreno de Pereira de Souza, ubicado en la playa de Provetá, en la ciudad Isla Grande del estado de Río de Janeiro.
Cuando éste lo salvó, lo encontró cubierto de petróleo, casi inmóvil y desnutrido. Su muerte parecía inevitable.
El brasileño limpió al palmípedo, lo alimentó durante días y cuando consideró que estaba lo suficientemente fuerte como para volver al mar le llevó a una isla cercana y lo soltó. El pinguino vuelve cada año.
El biólogo João Paulo Krajewski, del departamento de Ecología y Zoología de la Universidad Federal de Santa Catarina, contó esta historia para un programa en el canal de televisión Globo TV y las imágenes del albañil con el pingüino dieron la vuelta al mundo.
JEDI, EL PERRO
DETECTOR DE DIABETES
Luke Nuttall, de siete años, tiene un perro guardián que le salvó la vida.
Desde que el páncreas de Luke dejó de producir insulina -que es la que ayuda a su cuerpo a obtener energía de la sangre- la glucosa en su sangre puede subir o bajar de un momento para otro. Esto ocurre especialmente cuando Luke duerme.
Jedi, su perro guardián, puede oler esos pequeños cambios.
Según cuenta CNN en español, la madre de Luke, Durrie, compartió en Facebook la historia de un incidente reciente que ocurrió una noche en
el que Jedi se portó como un héroe
y salvó la vida de su hijo.
Ella se despertó y vio que Jedi estaba encima de su cama: era una señal
de alarma. El monitor de glucosa
de Luke decía que el niño estaba bien, pero el perro no cedía.
“Yo sabía que era en serio y la somnolencia empezó a desaparecer”, escribió.
Al tomar el dedo de su hijo para una muestra de glucosa, sus niveles estaban en 57, un número realmente
bajo (los niveles normales son entre 75 y 150).
Basado en el comportamiento de Jedi, Nutall supo que la presión de Luke iba disminuyendo rápidamente y el niño seguía durmiendo.
Durante cuatro años y medio, Luke nunca se ha despertado por sí mismo cuando el azúcar en la sangre le baja, por esa razón él duerme en la habitación de sus padres, que se levantan hasta tres veces en la noche, gracias a las alertas de Jedi y a veces por las del monitor.
“Luke estaba justo a mi lado, a pocos centímetros de mí, y sin Jedi no habría tenido la menor idea de que sus niveles de azúcar estaban disminuyendo a un nivel tan peligroso”, escribió en Facebook.
IRIS Y SU GATA THULA
El periódico español ABC presenta la historia conmovedora de Iris Grace, una niña de seis años, que tenía serios problemas para comunicarse hasta que un gato llegó a su vida.
Iris es autista y gracias a la llegada
de Thula todo ha cambiado, incluso se ha destapado como una gran
artista cuyas obras sorprenden a
coleccionistas.
La fiel compañera de la pequeña es una gata llamada Thula que la acompaña todo el día: en la siesta, en el baño, y, por supuesto, mientras pinta sus obras.
El lazo que establecieron Iris y Thula, desde el priimer día, es inexplicable. Desde aquel momento la pequeña empezó a abrirse. “Thula estuvo al lado de Iris desde el momento que la vio y durmió en sus brazos durante la primera noche, como si fuera su guardián”, así lo explicó Arabella, la madre de la niña, a Daily Mail.
La primera mañana que Iris se despertó tras la llegada de Thula, amaneció con una gran sonrisa y dijo “Más gato”, mientras la mascota la seguía.
Arabella comparte en su página web cómo su hija avanza en su terapia de expresión oral y colectiva.
Gracias a la pintura, Iris se relaja y se muestra más tranquila. Incluso, como relata en la web “por primera vez nuestra familia fue capaz de hacer un viaje al extranjero”. Todo un “logro” recalca, para una niña pequeña que es incapaz de hablar y suele estar aislada en casa.
Un logro conseguido gracias también al efecto que Thula ha conseguido en la vida de Iris.
CUEJO, EL CANGURO POLICÍA
20 Minutos de España muestra otra emotiva historia. Scott Mason es un agente de policía australiano que ha conmovido a todo su país gracias a
un gesto: adoptar a un bebé canguro huérfano.
La madre del animal fue atropellada por un camión en la localidad de Cue, cerca de Perth. Dentro de su bolsa marsupial se encontraba el canguro de cuatro meses.
El agente Mason se hizo cargo del animal, quien no dudó en usar la ropa del policía como si se tratara del marsupio de su madre.
En un mensaje en Facebook, la Policía pidió colaboración para bautizar al animal: el nombre elegido es Cuejo, una mezcla de Cue y Joey, el primer nombre que le pusieron al cangurito, que sigue al agente Scott Mason por donde vaya.