Antes, se pensaba que los individuos llevaban a cabo tal rutina, muy típica entre varias especies (como el mono aullador o ardilla), para mantener la temperatura corporal o para diferenciarse unos de otros.
“Los escáneres realizados a las hembras demostraron que éstas reaccionaban de forma diferente ante el olor despedido por la orina de los machos adultos y por la de los jóvenes; sus cerebros se activaban más cuando olían la orina de los primeros”, explicó a la BBC Kimberley Phillips.
Durante la época de celo las hembras se muestran más receptivas y los machos aprovechan para aumentar sus baños de orina. Así, envían señales sobre su estatus social y vigor sexual a sus futuras compañeras. Cuanto mayor es el estatus, mayor es la producción de testosterona y mayor resulta su efectividad reproductiva.
Otro estudio de la Universidad de Emory señaló que los monos tienen una capacidad similar a la de los humanos de sentir empatía, un aspecto más en común con los seres humanos.
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