Los cetáceos fueron descubiertos el domingo por un grupo de excursionistas cerca de la bahía de Mason en la Isla Sur, según una nota del Departamento de Conservación neozelandés. Cerca de la mitad de los grandes mamíferos estaban ya asfixiados, y el resto fueron sacrificados por las autoridades cuando se constató que sería imposible sacarlas de allí antes de que se ahogaran.
La operación de salvamento se vio dificultada además por el mal tiempo y la oscuridad, que hubieran puesto en peligro a los equipos de rescate.
Los últimos dos meses, hasta 38 ballenas perecieron por asfixia tras quedar atrapadas en las costas de Australia y Nueva Zelanda.
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