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martes, 24 de enero de 2012

Un ave de Australia recurre a la ilusión óptica para seducir a la hembra

El Pergolero Grande, un ave que se encuentra en bosques y manglares de Australia y Nueva Guinea, recurre a la ilusión óptica cuando decora su nido para atraer a las hembras, indicaron este viernes ornitólogos australianos en la revista Science de Estados Unidos.

Esta ave, de cresta color rosa detrás de su cabeza y nombre científico Chlamydera nuchalis, recoge huesos, conchas, piedras, frutas y otros objetos y se pasa horas arreglando cuidadosamente el pasillo central del nido para atraer a su pareja.

Cuando una hembra llega, el macho toma los objetos de colores y se los muestra uno por uno. Ubica los objetos más grandes más lejos en el nido que los más pequeños, dejados a la entrada, por lo que todos parecen del mismo tamaño, una ilusión conocida como perspectiva forzada, explicaron Laura Kelley y John Endler, de la Universidad de Deakin en Australia.

Los autores de esta investigación, publicada en la edición de Science del 20 de enero, encontraron que las hembras elegían al macho capaz de producir la ilusión óptica más perfecta en este cortejo.

"La ilusión para el acoplamiento es una extensión lógica de la explotación sensorial y, en este caso, los machos manipulan los sentidos para engañar a las hembas para mantener su atención por más tiempo", explicaron los científicos.

El estudio muestra que las hembras no se aparean hasta no haber pasado al menos 55% de su tiempo observando el escenario desplegado por el macho.

Estas observaciones indican que el recurso de la ilusión óptica puede jugar un papel importante en la elección de pareja en otras especies. La sensibilidad a las ilusiones visuales en aves ya fue probada en las palomas, las gallinas y los loros grises.

Al Pergolero Grande macho, de unos 33 a 38 cm de largo, le lleva unas tres semanas construir su nido, que está únicamente destinado a seducir a las hembras. Comienza por edificar una enramada, de unos 10 cm de espesor, en la que coloca ramas de diámetro y longitud iguales para armar dos muros paralelos que enmarcan un callejón abierto en cada extremo.

Si otro macho destruye su nido, esta ave lo reconstruye completamente en tres días. Cuando la hembra es fecundada, se aleja del nido y construye el suyo propio donde pone uno o dos huevos.

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