Ellos recurren a sus lenguas, pero de manera diferente.
Investigadores de Virginia Tech, a través de fotografías y de simulaciones de laboratorio, se percataron de que perros y gatos son animales que muerden el agua y ninguno de los dos tiene mejillas completas. Sin ellas, no pueden crear la succión para beber, como sí hacen las personas, caballos o elefantes.
Ambos animales mueven la lengua demasiado rápido para que el proceso pueda ser observado al detalle por el ojo. Pero los perros aceleran sus lenguas a un ritmo mucho más rápido que los gatos, sumergiéndolas en el agua y girándolas hacia abajo, hacia sus mandíbulas inferiores, no a sus narices. Rápidamente retraen la lengua y forman una columna de agua que se eleva a la boca, pero también doblan la parte inferior de la lengua para llevar una pequeña "cuchara" de agua hacia arriba. Lo que hacen es morder hacia abajo para capturar el agua. En un instante vuelven a abrir la boca y sumergen sus lenguas de nuevo.
Los gatos, sin embargo, tocan ligeramente la superficie del agua con su lengua, cuando la lengua se eleva en la boca, el líquido se adhiere a la parte superior, formando una elegante columna de agua.
Hallazgo publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.
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