Según contaron los alumnos del colegio, "Terry" llegó al establecimiento el 2003, cuando tenía tan solo cinco meses de edad. Desde muy pequeño, alegró a los niños y profesores, era muy inteligente. La sorpresa fue mayor cuando atentamente escuchaba entonar el Himno Nacional a los alumnos y poco a poco junto a ellos, él lo hacía a su manera, durante todos los años, hasta el día de su muerte.
Era impresionante verlo, cómo se colocaba delante de todos los estudiantes durante la hora cultural para acompañar la entonación del Himno Nacional, al principio causando la admiración de los presentes y con el paso del tiempo, tanto estudiantes como profesores veían esa acción como algo muy normal.
"Terry" era un can criollo de un pelaje negro, pero era cuidado y muy querido no solo por los niños, sino también por el personal administrativo y docente. Llegó a acostumbrarse tanto a la presencia de los estudiantes, que nunca tuvo problemas con ellos, no los ladraba y menos los mordía. En el invierno, llevaba puesto siempre una especie de chaleco y nunca descuidaron su salud.
Sin embargo, por azares del destino "Terry" fue atropellado en dos oportunidades. Se recuperó de los accidentes, pero con el paso de los años, fue perdiendo la vista. Este año, ya no veía nada y se lastimaba mucho, porque chocaba con todo lo que estaba a su paso.
Ese fue el motivo para que el personal del colegio tome la difícil decisión de hacerlo descansar, aspecto que entristeció a todas las personas que lo conocían.
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