A lo largo de la historia del hombre, se logró establecer que el perro es su mejor amigo y como tal, siempre acompañó cada una de sus actividades, desde su protección hasta su compañía leal, sin importar el trato que reciba el animalito. Científicos establecieron que el can llega a amar tanto a su dueño, que entregaría la vida por él y amarla más que a la suya.
En la historia del mundo varias mascotas quedaron en el "balcón de los recuerdos" como eminencias del mundo, entre los más conocidos podemos mencionar a Hachiko, el can japonés reconocido por su lealtad al amo que esperó hasta el día de su muerte en la estación de Shibuya. Allí se hizo una estatua en su nombre.
Otra de las mascotas que pasó a la inmortalidad es Laika, de nacionalidad rusa, su nombre verdadero era "Kudryavka", fue utilizada como tripulante del "Sputnik 2" que se dirigía a la luna, el 3 de noviembre de 1957. No sobrevivió al vuelo sin retorno, apenas se mantuvo seis horas con vida, debido a la vibración de la nave y a los 41 grados centígrados de temperatura de la cápsula.
Ni hablar del can Pickles, un inglés que en 1966 antes de la inauguración de la Copa del Mundo recuperó el máximo trofeo del fútbol, luego de ser robado por desconocidos. Como premio se le permitió lamer todos los platos consumidos durante la inauguración de esa cita futbolera.
Y así podemos mencionar a muchos otros canes, que por cuenta propia se ganaron un sitial en la historia de la humanidad, sin olvidarnos de los personajes de la televisión, como Rin Tin Tin, Lassie, Rex, Benji, Colmillo Blanco, o los creados por la imaginación del mortal, como Snoopy, Scooby Doo, Reina y Golfo, Ayudante de Santa o Huesos, Brian Griffin, entre muchos más.
LOS QUE VIMOS
Pero no solo fuera de Bolivia se tuvo a canes de esa magnitud, sino también en nuestro contexto y cómo no recordarlos ahora, sin importar que aún falte mucho tiempo para celebrar su día, el 16 de agosto.
¿Les suena el nombre de Petardos? Ese nombre se lo puso en el periódico LA PATRIA. Antes de quedar inmortalizado en el medio impreso, ya era muy notoria su presencia en las calles del centro de la ciudad, recibió una diversidad de nombres, como el "perro pólvora", "cohetillos" y otros apelativos que se le dio en ese tiempo.
Apareció en la primera década del año 2000, fue complicado encontrar su origen, sin embargo, se dijo que este can nació bajo el seno de una familia humilde que vivía en proximidades del Santuario del Socavón. Debido a su suerte, se convirtió en un can callejero por excelencia y en el transcurso de su vida hizo grandes amigos, no solo caninos, sino también humanos.
¿Cómo se llega a hacer famoso? Esta mascota comenzó con una actividad peculiar, le gustaba estar en el lugar donde había fiestas o desfiles y más si se hacían explotar petardos o pirotecnia.
El Carnaval de Oruro, Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, fue uno de sus principales atractivos porque siempre, mientras tenía vida, estuvo presente y su lugar favorito era la Avenida Cívica "Sanjinés Vincenti". Se colocaba debajo de las graderías o del palco oficial, cuando se hacía reventar esos explosivos, él inmediatamente salía de su lugar y comenzaba a ladrar, le saltaba a la persona que intentaba usar ese artefacto. En algunas ocasiones logró quitar el petardo y en otras esperaba a que reviente, para luego de la misma mano, la quite para llevárselo debajo del lugar donde estaba para destrozarlo con sus filosos dientes.
De la misma manera procedía con la pirotecnia o humos de colores. Esa era la actitud que demostraba en prestes, entradas, desfiles. Era extraño, pero Petardos sabía dónde había fiesta, su agudo oído lo ayudaba a estar en el lugar donde había música de banda.
Por eso se lo veía en forma constante no solo en el Carnaval, sino también en la fiesta de Tentaciones en el Sur, y nadie lo llevaba, iba por cuenta propia, para hacer de las suyas.
Tras el ingreso de algunos prestes, se iba a la casa de fiestas junto a los pasantes y en ocasiones recibía un trato preferencial con comida y agua. Era un can inteligente que sabía dónde comer y qué, pero, siempre tenía cerca personas de buen corazón que le alcanzaban un plato de comida o agua.
Las personas que entendían su actividad no lo molestaban, pero otros intentaban sacarlo a golpes y patadas. En alguna ocasión su pelaje apareció teñido de verde por algunos desubicados que le echaron encima un aerosol de pintura.
Después del Carnaval, su paradero era el sector de La Catedral, allí yacía sin fuerzas e intoxicado, sus ojos estaban tan rojos, parecía que pagaba la factura de una noche loca de copas. Algunos ciudadanos que sabían de su estado, se preocupaban por hacerlo atender en un veterinario.
Muchas veces se recurrió a Radio Patrullas 110 para recogerlo en una de las camionetas y llevarlo hasta un médico que lo ayudara en su desintoxicación. En el camino aparecían personas de buen corazón que desinteresadamente pagaban la curación de Petardos. En una ocasión un docente de la Carrera de Derecho, al ver que lo metían a la veterinaria de las calles Washington y Ayacucho se preocupó por pagar el tratamiento del can.
Se le administraba suero por una hora para ayudar a su desintoxicación y luego se lo llevaba a la casa de algún voluntario de los defensores de animales para su recuperación.
Después de unos días, se lo veía nuevamente en el centro de la ciudad durmiendo en la Plaza 10 de Febrero, a la espera de algún acontecimiento fiestero.
Eso sí, Petardos nunca participó de una marcha de protesta o movilización social, era muy inteligente y sabía que no podía arriesgar su vida con las explosiones de la dinamita que en ese tiempo, eran el pan de cada día en la ciudad de Oruro, aquel hecho está ratificado por los periodistas que cubrían estos acontecimientos, ya que nunca lo vieron. Pero en las fiestas, sí.
Un día, Petardos apareció con una enfermedad, tenía bajo el hocico una especie de bolsa colgante, según el veterinario fue a consecuencia de mordedura que sufrió de otro can, pero tampoco descartó la posibilidad de haber recibido una patada en la mandíbula.
En las calles se lo veía cansino, desganado y casi siempre echado, recibía solo el lamento de la gente que decía: "Pobrecito". Nadie asumía acciones, hasta que un día luego de estudiar su caso fue buscado por la Policía, colaboró en su captura. El fin era su curación.
Lo dijimos antes, Petardos era amiguero no solo del hombre, sino también de sus congéneres, es así que cuando se lo localizó estaba rodeado de unos tres a cuatro canes que circundaban con él, el centro de la ciudad.
Fueron personeros de Radio Patrullas 110 que lograron recogerlo del sector de La Catedral, se lo llevaba a una veterinaria de las calles Junín casi Camacho. En el trayecto, los amigos de Petardos siguieron al vehículo patrullero y se quedaron fuera de la veterinaria, esperándolo.
Fue operado con éxito, se le sacó un tumor de casi un kilo colgante en la mandíbula, estaba libre de la enfermedad, sin embargo, su recuperación ameritaba mucho cuidado, ya que él no podría solo por estar convaleciente de la operación. Nadie quiso tomar la responsabilidad.
Sin embargo, una persona se encargó de su cuidado, tenía dieta blanca como recomendó el veterinario. Arroz blanco con hígado asado era su dieta, además de los medicamentos que se le suministraba en el agua para su recuperación.
Debía estar así durante siete días, para luego volver al veterinario y sacarle los puntos. Sin embargo, cuando cumplía el sexto día, escapó de la casa donde estaba, porque era callejero por excelencia.
La persona a cargo lo buscó por toda la ciudad sin éxito de encontrarlo, aún estaba convaleciente y tenía medicación por ser administrada. Días después por referencias de algunas personas se conoció la noticia que Petardos había muerto. No se sabe con certeza quién o quiénes, presumiblemente integrantes de alguna entidad defensora de animales, le aplicaron una eutanasia que lo mandó lejos de las personas que lo amaban, dato obtenido días después.
En la anterior gestión del alcalde Edgar Bazán, algunas autoridades se comprometieron en hacerle una estatua en la Plaza Castro de Padilla, pero hasta la fecha, solo fueron palabras como todas las promesas hechas por los políticos.
PETARDO
Otro can que marcó historia fue Petardo, perro símbolo de la movilización potosina en el 2015. Los habitantes de ese departamento salieron a la carretera en busca de respuestas del gobierno de turno a sus demandas regionales. Lo hicieron a pie y obviamente su camino era por la carretera Panamericana.
Al principio no se puso interés en esta movilización que comenzó a cobrar vida luego de su paso por la ciudad de Oruro y más cuando estuvo en La Paz, enfrentado a la Policía.
Se tiene referencias que Petardo, se unió al grupo de marchistas en la localidad de Caracollo. Por un poco de comida recibida este can callejero, decidió por cuenta propia seguir a los marchistas.
Fue en julio del pasado año cuando, Petardo se convirtió en héroe potosino, porque encabezó las movilizaciones de sus amos adoptivos. Uno de los episodios más épicos fue cuando enfrentó al carro represor policial denominado "Neptuno". Sus ladridos hacían afrenta al monstruo de metal y agua.
Su cuerpo fue arrojado varios metros a consecuencia de la fuerza del agua, pero resistió, así como los gases lacrimógenos de la incoherencia represora.
Petardo se convirtió en el ícono de la movilización y fue recibido como héroe en Potosí. A la fecha vive en esa ciudad bajo el cuidado del universitario Luis Albarado.
RENTA
No pasó mucho tiempo y aparece un nuevo can en escena, también callejero que decidió dar su vida por un grupo ignorado por las esferas gubernamentales.
En Cochabamba, un grupo de discapacitados decide enfrentar al poder de turno para exigir un bono de 500 bolivianos. Organizan una marcha con destino a La Paz, en el trayecto, más propiamente Quillacollo apareció "un ángel guardián" decidido a cuidarlos y defenderlos.
Con el paso de los días los mismos marchistas notaron su presencia y veían cómo los protegía, encabezando la movilización. Ladra como al decir: "¡Vamos… ustedes pueden!". Atravesó toda la cumbre con ellos y no faltó alguien que le puso el nombre de "Renta", simbolizando su objetivo.
Fue muy esperado en Caracollo donde recibió atención de los veterinarios, el can es incansable recorre desde el inicio de la marcha hasta el final y viceversa, haciendo un enorme sacrificio físico, lo que le originó calambres y heridas en las patas.
Cuando estuvo en Quemalla fue la preocupación de las personas con las que comparte el día a día, no reaccionaba y parecía no tener vida, sin embargo, era solo el cansancio y el malestar en su organismo.
"Renta" es un nuevo héroe canino, salido de la calle, ahora identificado con una causa que sin importar los males de sus amos adoptivos, los ama y daría la vida por ellos.