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jueves, 3 de septiembre de 2015

La sangre en las deposiciones de tu mascota puede denotar una lesión interna o una infección por organismos.

Como en los humanos, alteraciones en el estado de la orina y las heces de tu mascota puede alertarte de que algo anda mal. Ya sea por parásitos, bacterias o porque algún cuerpo extraño llegó a sus intestinos, perros y gatos pueden sangrar en sus deposiciones, y si es así, debes consultar con un especialista.

El veterinario hará dos tipos de examen: primero deberá auscultar a tu mimado y luego ordenar una prueba de laboratorio (sobre una muestra fecal o de sangre), que confirme o descarte la presencia de una bacteria (de dar positivo puede suministrar fármacos).

El veterinario Gustavo Villarroel aconseja ser cuidadoso al respecto, pues muchas veces este sangrado se confunde con la pigmentación que causan los alimentos en el excremento, en especial si se le cambia de dieta al animal. Pero si se tratara de un fluido sanguíneo podría deberse a parásitos, bacterias, lesiones en la mucosa gástrica o a causa de un virus (si el animal carece de alguna vacuna). Por ejemplo, en el caso concreto de los perros, cuando ataca el parvovirus deriva en enteritis hemorrágica, señala.

La veterinaria Mariana de la Peña advierte sobre otras razones a tomar en cuenta: “También podemos encontrar sangre en las heces al tratarse de un caso de estreñimiento, ya que el esfuerzo al defecar podría rasgar el tejido rectal causando una lesión que manchará el excremento con sangre. Tampoco se debe descartar una caída o un golpe a nivel abdominal”, sostiene.

Asimismo, la coloración de la sangre ayuda a dar con el diagnóstico. La roja escarlata indica hematoquecia o sangrado a la altura rectal, mientras la guinda alerta de melena, que es el sangrado en la parte superior de los intestinos. Ésta puede provenir de una hemorragia interna, de un desgarro en el colon o por la presencia de un tumor, dice De la Peña.

Un factor que nunca se debe descartar es que el problema se manifieste luego de que tu mascota haya tragado huesos de pollo o fragmentos afilados de palos u otros materiales que dañen su mucosa intestinal. “En caso de que la mascota presente este problema se debe realizar el control del número de deposiciones diarias y dar especial atención a su apetito. Estos factores serán indicadores clave para que el veterinario determine las causas”, recomienda Villarroel.

Mientras se diagnóstica, añade, es importante mantener hidratado al animal y cambiar la dieta acostumbrada por algo liviano para facilitar la digestión y no empeorar el cuadro. Ambos profesionales coinciden en que el paciente no debe ser medicado sin supervisión de un especialista.

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