Sus protagonistas son dos perros, Tillie, un settler, y Phoebe, una perrita basset. El primero estuvo una semana sin separarse de la segunda, después de que ésta quedara atrapada.
Ocurrió en el estado de Washington, en el extremo noroeste de Estados Unidos. Los dueños de Tillie y Phoebe habían denunciado la desaparición de ambos.
Una semana después, los miembros de la protectora de la zona (Vashon Island Pet Protectors), que estaban ayudando en las tareas de búsqueda, recibieron una llamada en la que Joe Curiel, un vecino, les alertaba de que había visto un perro que encajaba con el aspecto de Tillie cerca de un barranco.
Los miembros de la protectora peinaron la zona hasta que un ladrido respondió a sus llamadas a Tillie. Poco después, encontraron al setter junto a una boca de un pozo, en el que estaba atrapada, sin poder salir, Phoebe, estando además arrinconada sobre unos trozos de cemento que la mantenían fuera del agua.
Según explica la protectora en su página de Facebook, creen que Tillie estuvo durante una semana al lado de Phoebe, excepto en los momentos
en los que se ausentaba para pedir ayuda. Tras que su dueño se enteró
de la noticia corrió al encuentros de sus mascotas que se encuentran bien de salud.
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