En El Alto existen al menos 213 veterinarias, de las cuales el 60% es ilegal y trabaja con deficiencias de infraestructura, de acuerdo con las normas internacionales y del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag).
La cifra de 213 proviene del director de la Unidad de Zoonosis de la Alcaldía alteña, Fernando Rivas, quien señaló que 40% de aquéllas son legales. Al respecto, la Dirección de Recaudaciones informó que ese porcentaje corresponde a 85, que son las veterinarias con servicios registrados y, por tanto, cuentan con licencia de funcionamiento.
El otro 60% es considerado ilegal, es decir que 128 centros de atención de animales carece de permiso para trabajar. De ese número, el 70%, o sea 90, está en proceso de obtener su autorización porque ha iniciado su tramitación. Con lo que 38 locales, el 20%, trabaja en esta ciudad completamente al margen de las normas.
El Senasag pide que los dueños de hospitales, clínicas y consultorios veterinarios cumplan con los siguientes requisitos: sala de espera y recepción con mobiliario, área administrativa y médica, salas de reconocimiento con mesas de observación, clínica revestida de material resistente e impermeable que permita su fácil aseo y desinfección, mesa auxiliar de curación, vitrinas con material y equipo necesario, sala de cirugía con equipo y materiales mínimos, equipo de anestesia inhaladora o parenteral y material quirúrgico, entre otros.
La Razón visitó siete veterinarias en El Alto y verificó que todas incumplen con los requerimientos exigidos por las autoridades del rubro. Además, la mayoría tiene la característica de que además de ser centros de atención de salud, son sitios de venta de collares, pecheras, platos y comida para perros y gatos.
No todas cuentan con un área de recepción para las mascotas y sus dueños, pues la mayoría consta solo de un ambiente en el que funciona el consultorio, en el que se recibe al paciente y donde también se hacen las curaciones y se colocan vacunas.
De acuerdo con veterinarios de la zona comercial 16 de Julio, la infraestructura en la que trabajan es pequeña porque el alquiler que pagan es elevado. “No tenemos mucho dinero para alquilar o comprar espacios de más de tres habitaciones para este servicio”, sostuvo Alberto Muñoz.
Veterinarios colegiados coinciden en que las infraestructuras que se utilizan para las veterinarias en esta ciudad no cumplen con todos los requisitos de rigor, ya que deberían tener como mínimo una sala de recepción, un consultorio —en lo posible dos: uno para animales enfermos y otro para sanos— y un espacio para cirugías y otro para internación.
“Se abren veterinarias en ambientes muy pequeños, donde no se separa la venta de alimentos de los consultorios y los pisos son de madera, ni siquiera le ponen algún tipo de piso plástico”, explicó Oscar Zapata, miembro del Colegio de Veterinarios del departamento de La Paz.
Según la médica veterinaria Heddy Costas, esta separación de ambientes ayuda a mantener los virus aislados y a contar con una buena higiene. “Hay que tener en cuenta que se está tratando con vidas, los animales son parte de nuestra familia y como a todo familiar uno pretende que se le brinde la mejor de las atenciones médicas”.
Zapata comentó que otro problema por el que atraviesa este tipo de negocios es la falta de profesionales, pues generalmente están siendo atendidos por estudiantes de Veterinaria y Zootecnia. “Creen que porque ya aprendieron a colocar una inyección se encuentran aptos para abrir su veterinaria; pero esto no es así, deben estar capacitados al 100%”.
Entrega de certificados
Las veterinarias deben entregar certificados de vacunas de las mascotas y tener fichas médicas con el aval del Colegio Veterinario de La Paz.
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