El principal atractivo son los 22 pavorreales, dos de ellos albinos (hembra y macho), 14 traídos desde el Ecuador, el año 2005, con el permiso correspondiente a nivel de las autoridades que protegen a los animales. Mientras el resto fueron adquiridos a partir de intercambio con otros aviarios de Santa Cruz y Perú.
Ya son nueve años que estas aves viven en aquel sector del altiplano, donde en base a una alimentación adecuada y cuidado de profesionales veterinarios, se aclimataron. A diario consumen raciones de alimento balanceado para pavos y verduras, lo que les ayuda a mantener su plumaje brilloso y colorido.
El gerente propietario de dicho centro recreacional, Ronald Molina, indicó que en época de frío las aves se alimentan con antibióticos naturales preparados en base a cebolla y ajo, para aumentar sus defensas como protección ante los resfríos.
Para el apareamiento, las hembras reciben vitaminas, aunque por las características del clima se hace difícil su reproducción en cautiverio. El próximo proyecto de Miranda, es que a partir de la incubación artificial se consiga el aumento de la población de pavorreales, para lo cual recurrirá a similares aviarios en Santa Cruz y Cochabamba.
En ésta época del año, los visitantes a dicho centro pueden apreciar a los pavos cortejar a las hembras, para lo cual despliegan su plumaje en una especie de gigantesco abanico y con vibraciones o contorsionando las plumas hacia adelante, "acorralan" a las hembras que son ejemplares pequeños y no poseen el plumaje grande; ese atractivo es sólo de los pavos machos. Esta especie de aves tiene su origen en la India, pero se aclimataron en diferentes regiones del mundo. Los pavorreales viven entre 12 a 15 años. "Para nosotros son como nuestra familia, quisieron incluso comprar algunos de nuestros pavos, pero no aceptamos", comenta Molina. Las aves pequeñas que habitan otras jaulas de éste aviario fueron traídas desde Beni, pero sus orígenes están en regiones fronterizas con el Brasil.
PECES
En este espacio natural también existe una fuente de agua donde se crían peces como los golfis y tirafondos. Apreciar este criadero provoca sosiego en los visitantes.
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