Hay tres especies conocidas de foca monje, pertenecientes todas al género Monachus: la foca monje de Hawái, la del Mediterráneo y la del Caribe. Esta última se extinguió en los años 50 por la actividad del hombre, especialmente la caza.
Las otras dos especies están en peligro. De la de Hawái se calcula que quedan unos mil ejemplares, y de la foca mediterránea, entre 350 y 450. Aunque múltiples peligros amenazan los animales marinos, el descenso de estas poblaciones se debe principalmente al impacto del ser humano: contaminación de los océanos, destrucción de su hábitat, redes en las que quedan atrapadas las focas, etc.
Para poder salvarlas de la extinción, los expertos necesitan toda la información posible sobre ellas, incluida su relación evolutiva con las focas monje del Caribe, algo que se desconocía, entre otras cosas, porque hay pocos especímenes de calidad conservados en museos, como señala Kristofer Helgen, del Museo Nacional Smithsonian de Historia Natural de Washington.
El equipo de Helgen, sin embargo, contaban con una ventaja: la colección de pieles de focas monje del Smithsonian, que son las mejor conservadas del mundo. De ellas extrajeron material genético y lo compararon con los cráneos de las tres especies.
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