Nacido el 1 de abril de 1985, Pusuke, un perro macho cruzado con un "shiba inu", una raza autóctona de Japón, murió en su casa después de que su dueña, la nipona Yumiko Shinohara, llegara a su domicilio tras hacer unos recados.
"Creo que esperó hasta que llegué", dijo su dueña, ama de casa de 42 años, que además quiso recalcar y agradecer los buenos recuerdos que han vivido juntos, ya que el perro nació en casa de unos familiares de Shinohara cuando ella tenía 16 años.
Según la mujer, el perro mostraba su habitual buen apetito y realizó su paseo diario el día anterior, aunque el lunes por la mañana se negó comer de manera repentina y empezó a mostrar dificultades para respirar, añadió Kyodo.
El can comía con normalidad dos veces al día e incluso recibía de vez en cuando alguna golosina, detalló su dueña.
En 2008 Pusuke superó un atropello que estuvo a punto a acabar con su vida, aunque gracias a una intervención quirúrgica logró salir adelante.
La organización del Libro Guinness de los Récords registró al perro nipón como el can vivo más anciano del mundo el pasado diciembre después de verificar tanto sus documentos de vacunación como el registro municipal de animales.
Pusuke no ha podido superar el récord del perro más longevo del que se ha tenido constancia y que está en poder de Bluey, un pastor ganadero australiano que vivió 29 años entre 1910 y 1939, y que pasó más de dos décadas guiando reses en la localidad australiana de Rochester, en el estado de Victoria.
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