Es a partir del primer o segundo año de edad de vida del perro cuando el sarro puede comenzar a aparecer, por lo que debemos hacer revisiones periódicas a sus dientes.
Se denomina sarro a las manchas o costra amarillenta que aparece sobre los dientes del perro de forma progresiva. El sarro es una acumulación de restos alimenticios adheridos al esmalte dental, entre los que figuran restos bacterianos y sales comunes en la alimentación canina, entre tantas otras sustancias.
No es contagioso, es una placa que se va creando poco a poco si los dientes del perro no se limpian de forma habitual o si su alimentación no permite que se limpien de forma natural.
Aunque parezca increíble, la comida para perros que todos conocemos cómo pienso para perros o comida balanceada, es la principal causante del sarro en perros. Las croquetas de este tipo de alimentación son muy secas y pequeñas, lo que hace que el perro apenas las mastique. Y las pocas que mastica, posiblemente dejaran restos pegados en sus dientes.
Si nuestro perro está sano y no tiene ninguna restricción nutricional, podemos probar a darle huesos carnosos. Muy a pesar de lo que la mayoría del a gente cree, los perros sí pueden comer huesos, es más, son realmente saludables para ellos.
Los huesos siempre deben ser adecuados al tamaño de nuestro perro, siempre deben ser huesos tiernos (como las carcasas de pollo por ejemplo) y siempre deben estar crudos. Nunca debemos darle a un perro huesos cocinados. Siempre mastican los huesos antes de tragarlos, su sistema digestivo permite disolverlos sin problemas, por lo que no debemos preocuparnos.
Al masticar los huesos, de forma natural se van raspando los dientes y con ello va desapareciendo el sarro.
Existen muchos complementos para perros (chucherías, barritas comestibles, huesos de piel) que dicen eliminar el sarro en los perros, pero no se deje engañar porque no es cierto, incluso muchos de estos productos incrementan el sarro en vez de eliminarlo.
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