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domingo, 10 de julio de 2011

Jaurías de perros son un peligro para los transeúntes

Adorables mascotas
Tener como mascota a un perro, sin lugar a dudas, para cualquier persona representa una alegría, es sinónimo de compañía y ni que decir de los niños que descargan su ternura en los animales, como son los gatos y perros, principalmente cuando éstos son cachorros y en reducidos casos el cariño se mantiene hasta que las mascotas van creciendo hasta tornarse adultos.

Sin embargo, en gran parte de los casos, cuando el idilio termina, los animales son echados a las calles y allí comienza la vagancia obligando a aquellos que un día fueron mascotas a convertirse en fieras, peligrosas y hasta dañinas.

En la rutina del cotidiano vivir, no es novedad ver jaurías de estos animales que hasta en número de 15 o más perros se desplazan por las calles de la ciudad, peleando entre ellos y provocando si no es temor, por lo menos incomodidad en los transeúntes.

De acuerdo al Programa de Zoonosis de la Unidad de Epidemiología del Servicio Departamental de Salud (Sedes) en el departamento de Oruro, existen 83.600 canes, de manera que por cada cinco personas existe un perro, tomando en cuenta que la densidad poblacional es de 391.000 habitantes.

Debido a la existencia y las protestas de las entidades defensoras de animales, las autoridades llamadas por ley a precautelar la salud pública, no pueden eliminar a los perros, pero tampoco se asumen acciones para frenar su procreación.

Estos animales también son visitantes asiduos de los microbasurales, hasta donde llegan en busca de alimentos, esparciendo para este objetivo los desechos en vía pública. Es común también verlos en los mercados, particularmente en sectores donde se venden alimentos.

Mientras del otro lado está el riesgo para los humanos que están expuestos a las mordeduras, algunas veces de perros con rabia, además de otros factores como la transmisión de enfermedades por contacto con el excremento de estas "mascotas" cuyas deposiciones abundan las calles.

Los horarios en los que abundan los perros en las calles, sean estos callejeros o no, son entre las 06:00 a 09:00 y por las noches, cuando sus propietarios optan por echar al animal a las calles, para que estos puedan defecar.

PELIGRO

Una alerta respecto al riesgo para los humanos en relación al contacto con el polvillo en que se convierte el excremento de perros, fue emitida por el Centro de Ecología y Pueblos Andinos (CEPA) e indica que las heces de los canes pueden tener efectos graves en la salud de las personas.

"Vemos que el desecho se va consumiendo poco a poco en la calle hasta llegar a ser polvo; posteriormente los residuos circulan en el aire y así permanecen en el ambiente. Se puedan adherir fácilmente a los alimentos expendidos en la calle, e incluso el excremento de perros es respirado por todos, ya que las pequeñas partículas de estos residuos se encuentran en el aire. Las heces de perro son además una agresión estética a la ciudad y el medio ambiente, generando malos olores", reflexionaron los ambientalistas.

Para graficar el riesgo y la magnitud de este riesgo, graficaron que en una ciudad como Buenos Aires existen alrededor de 400.000 perros, cotidianamente vierten unas 68 toneladas de excrementos sólidos, además de unos 120.000 litros de orina, deposiciones que están por las veredas y las plazas de la ciudad. Estudios en el vecino país muestran que un 80% de las plazas de Buenos Aires están contaminadas con huevos de parásitos capaces de infectar a las personas.

Lo más preocupante aún es que el polvillo que queda flotando en el aire, tras las aparente "desintegración" del excremento es el peligro para los ojos, pues en Inglaterra, alrededor de 100 niños al año pierden la vista o presentan serios daños en la visión a consecuencia de los parásitos que se transmiten a los seres humanos, conocidas como las larvas de Toxocariasis.

Al margen de la Toxocariasis, el humano en contacto con el excremento de perros, corre el riesgo de contraer enfermedades como la Cenurosis Ancylostoma, Trichuris, y Ascaridiasis.

Con ayuda del internet, se puede identificar que la Cenurosis es un parásito que en estado adulto puede estar presente en el intestino del perro. El contagio se produce ingiriendo alimentos contaminados por las heces del animal.

Los "ancylostomas" son gusanos pequeños que se localizan en el intestino delgado del perro y del gato, donde las hembras ponen huevos de morfología típica que son expulsados con las heces de los animales afectados.

Los excrementos de perro son también un foco infeccioso de otro parásito unicelular microscópico, llamado Giardia Dudodenalis, agente productor de diarreas en niños y adultos, como de ciertas bacterias enteropatógenas llamadas salmonellas.

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