La modalidad de relación que un niño pueda desplegar con su mascota le ayudará a construir lazos basados en el respeto. Le genera, además, un enlace con la naturaleza, crea hábitos y fija límites. Una relación basada en el cuidado y en el amor puede favorecer el desarrollo de la comunicación verbal, no verbal, la compasión y la empatía.
La mascota puede también devenir en “el guardián” de los secretos y pensamientos privados de los chicos. Ellos con frecuencia les hablan al igual que lo hacen con sus peluches. Esto les posibilita desplegar sus fantasías, estimula el intercambio de actividades lúdicas y favorece su socialización y el desarrollo de habilidades motrices./ entremujeres.com
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