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lunes, 3 de febrero de 2014

Hachiko huye de las cámaras y ayuda a recolectar firmas para ley

Desde que la historia del Hachiko boliviano se difundiera a través de este diario y se viralizara en las redes sociales y en las agencias de noticias, el perro más triste de Cochabamba se convirtió también en el más famoso. Tanto, que hoy Hachi odia las cámaras y huye de ellas refugiándose en pensiones, almacenes o tiendas.

En las últimas tres semanas, literalmente, cientos de personas acudieron a la intersección de las avenidas Papa Paulo y Aniceto Arce en busca de Hachi. Adultos, adolescentes y niños se dieron el gusto de acariciarlo y de sacarle fotografías por montones.

Los ciudadanos, conmovidos por la fidelidad de un can que espera desde hace cinco años a su amo muerto, en la misma esquina donde lo vio caer de su motocicleta en un accidente, han intentado llevárselo usando diferentes carnadas, pero sin ningún éxito.

ASEDIO Pero Hachiko no solo sufrió el asedio de los habitantes de Cochabamba, sino también el de un enjambre de periodistas que lo persiguió con cámaras fotográficas, filmadoras, teleobjetivos y focos fluoroscentes para verificar que la mascota no se movía del lugar, ni de día ni de noche.

Don Román, el dueño del frial “Marcela”, donde Hachi va a comer pescuezos de pollo todas las mañanas, contó la odisea que le tocó vivir al perro.

“La nota del periódico OPINIÓN lo hizo famoso, pero fue tanta su fama que Hachi se hastió, supongo que no entiende por qué le sacan tantas fotos o lo persiguen y ha comenzado a ocultarse cuando vienen a buscarlo”, dice intentando explicar la actitud del can que ve nuestra cámara y la esquiva escondiéndose detrás de los refrigeradores del frial situado en la avenida Papa Paulo y Venezuela.

Las clientes del local asienten corroborando la declaración de don Román y amplían: “Por primera vez en años, el perrito ve cámaras y se escapa, se asusta y se va a la pensión de la avenida Aniceto Arce o se mete acá y no sale hasta que las cámaras se van”.

Lo mismo ocurrió con un perro que se quedó a vivir junto a la tumba de su dueño, en un cementerio de Córdoba Argentina.

Su historia impactó tanto, que atrajo a decenas de periodistas nacionales e internacionales y la mascota se escondió en un rincón alejado, por una semana. Cuando la gente volvió a su rutina, el perro retornó a la tumba de su amo, según le contó a este diario el periodista argentino Juan Garff, corresponsal de la Deutsche Presse Agentur.

FIRMAS A las ocho de la mañana, si no hay cámaras de por medio, es posible ver a Hachiko comiendo sus pescuezos de pollo en la puerta del frial Marcela, al lado de una mesa en la que se recaudan firmas para exigir la aprobación de la Ley General 057 para la Defensa de los Animales en Bolivia.

Las instituciones que se dedican a la protección de animales en Cochabamba han tomado la historia de Hachi como un símbolo de la lealtad de las mascotas y la necesidad de protegerlas de la indiferencia y la maldad de algunos seres humanos que las ven como estorbos.

Un libro notariado sobre la mesa ya había recopilado 3.205 firmas hasta el jueves 30 de enero. Las personas que pasan por el frial, no dudan un instante en apoyar esta causa y rubricar el libro, luego de acariciar a Hachi.

Marcela, la hija de Don Román, invitó a los habitantes y visitantes de Cochabamba a firmar la petición de aprobación de la ley. Eso sí, recomienda, si ven a Hachi cerca de la mesa, no le tomen fotos porque saldrá corriendo.

Apuntes.

La historia publicada

OPINIÓN publicó el 6 de enero de 2014 la historia del Hachiko boliviano, un perro que espera hace cinco años a su amo, muerto en un accidente, en la misma esquina donde lo vio caer de su motocicleta, tras ser embestido por un taxi.

Multiplicada por miles

La historia publicada fue recogida por la agencia internacional de noticias EFE, que la difundió en decenas de países, causando el mismo efecto que en Bolivia: la viralización de la historia en redes sociales a través de memes y notas compartidas por cientos.

“Bandera” para la ley

La historia de Hachiko se convirtió en una bandera en las marchas y vigilias de los ciudadanos que exigen al Gobierno de Evo Morales la aprobación de una ley que proteja a los animales.

Interés internacional para adoptar al perro fiel a su amo muerto

La historia de Hachiko, publicada en este medio, fue replicada y difundida en muchos países y de varios de ellos llegaron correos electrónicos con ofertas de adopción para el perro. Curiosamente, del país que más cartas llegaron fue de Alemania.

El corresponsal para Latinoamérica de la agencia alemana de noticias Deutsche Presse Agentur (DPA), Juan Garff, relató que la nota que replicaron fue publicada el 16 de enero por al menos 20 periódicos, pese a que días antes la revista Spiegel había armado una versión propia de la historia.

LAS CARTAS Después del 16 de enero, las cartas comenzaron a llegar. Miriam Müllegans, por ejemplo, escribió: “Leí la triste historia sobre Hachi, el perro que espera a su amo desde hace cinco años en el mismo lugar. Quiero preguntarle: ¿Él encontró a nueva familia para vivir? Yo soy de Alemania y estoy segura que podría darle una buena vida aquí y una buena casa en la que pueda hacerse viejo”.

Wolfgang Weber, también de Alemania, escribió “¿Es usted la periodista que escribió el artículo sobre el perro en Cochabamba? Ha tocado mi corazón! Estoy muy interesado en adoptar al perro, podría decirme qué tengo que hacer?”.

Desde Panamá, Dahlia Ferrer escribió: “Bendiciones a su diario por haber destacado algo positivo y tan lindo en este mundo. Es un alivio ver este tipo de historias en un mundo cada vez más frío e indiferente. ¿Realmente es imposible adoptar a este perrito? En verdad quisiéramos darle paz, cobijo y cariño en lo que le reste de vida”. Del Perú, Ileana Camborda anunció que vendría a conocer Cochabamba y a Hachi en febrero, para hacer el intento de adoptarlo.


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