¿Pérdida de pelo de forma irregular? ¿Tu mimado no deja de rascarse o experimenta señales de debilidad? Entonces no hay duda: tu can es víctima de un parásito externo que puede hacerle la vida miserable.
Garrapatas, pulgas, ácaros y piojos son los incómodos huéspedes más comunes en esta parte del país y pueden llegar a la piel de los canes con gran facilidad tras solo un paseo por los parques de la ciudad.
“Tengo pacientes que salieron con sus animales a los parques y volvieron con garrapatas por culpa del abono, hecho con heces de ovejas, que son portadoras de los parásitos”, advierte la veterinaria Ximena Córdoba.
El contacto con otros animales infectados también es causa del contagio. Por ello, una buena higiene es la clave para ayudar a prevenir estos problemas, aunque en muchos casos no es suficiente.
Las pipetas sirven para prevenir. El veterinario Sergio Cuenca explica que son ampollas que contienen un aceite que sirve de repelente. Se coloca en la cruz (detrás del cuello) del animal y duran tres meses.
Cuando el caso es severo —la sarna ocupa grandes superficies de piel, el animal está sin energías—, los doctores recetarán medicamentos ni bien hayan identificado qué clase de ácaro atacó a tu mascota —tras hacer un raspado de piel— y el daño causado, sobre todo si hay complicaciones con hongos y bacterias.
Fuente: Sergio Cuenca y Ximena Córdoba, veterinarios.
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