Perros y gatos, antidepresivos para ancianos

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Expertos afirman que la zooterapia ayuda a las personas de la tercera edad a combatir la soledad.
El alivio de la soledad, ansiedad y el estrés son algunos de los beneficios derivados de la zooterapia, que consiste en el contacto físico y emocional entre las personas con los animales, como perros y gatos.
La práctica de esta terapia, basada en el poder curativo de los animales, demostró tener efectos muy positivos, especialmente en las personas de la tercera edad.
ESTÍMULOS DE VIDA. De acuerdo con el psicólogo Yohonny Ledezma, el vínculo que se crea entre el anciano y el animal reactiva la felicidad, responsabilidad y alegría de los mismos, dándole sentido a su existencia. “Para la vivencia, los preferidos para esta función son los perros y los gatos debido a que son más afectivos y aptos para la interrelación”, señala.
Ledezma además indica que las mascotas se convierten en una buena compañía para los ancianos que viven solos, ya que de alguna manera los obligan a salir de su casa para hacerlos pasear, aspecto que favorece a que hagan un poco de ejercicio. “Con un perro, ellos son los que proporcionan las atenciones, tienen que levantarse para darles de comer y pasear”, agrega.
El especialista también sostiene que las mascotas son un factor indiscutible para contrarrestar la depresión, ya que les ayuda en esta etapa de readaptación, que a veces los aíslan de la sociedad.

50 y 60 años en esta edad las personas pierden el sentido de vida, siendo necesario aplicar este tipo de terapia.

“Tener contacto emocional tanto con perros como con gatos activa la parte afectiva de los ancianos, convirtiéndose en un factor determinante para su edad”.

Yohonny Ledezma / PSICÓLOGO

EXPERIENCIAS dan cuenta del eficaz tratamiento. Según el portal latinsalud.com, la zooterapia demostró ser eficaz tanto en el plano fisiológico como en el psíquico. En el primero, se comprobó que el contacto entre la mano y el pelaje del perro reduce notoriamente la presión arterial y combate el sedentarismo propio de las personas mayores, mientras que en el segundo, el animal permite mejorar las relaciones sociales del paciente al aumentar su capacidad de comunicación.