Y si la pregunta es ¿qué parte de su cuerpo sacrificaría para conservar "la cabeza"?, entonces habría que pensar más.
Pues bien, hay una araña que resolvió esa cuestión sin "dudarlo mucho", y escogió ofrecer... sus genitales con tal de salvar el pellejo. Como culminación al apareamiento, los machos de Nephilengys malabarensis se cortan "sus partes", dejándolas dentro del cuerpo de las hembras antes de poner pies en polvorosa.
La verdad es que no es de extrañar semejante conducta, toda vez que el sexo entre algunas especies de arañas puede tornarse sumamente peligroso para los machos, los cuales corren el riesgo de ser devorados por las hembras tras cumplir su función, aunque lo hayan hecho de maravillas.
Un nuevo estudio publicado en Biology Letters por investigadores de la Universidad Nacional de Singapur sugiere que la permanencia del aparato reproductor masculino dentro de la hembra tras el corte por parte de su dueño puede constituir una adaptación evolutiva para maximizar las posibilidades de procreación.
Daiqin Li y colaboradores diseccionaron hembras de Nephilengys malabarensis, para su sorpresa constataron como aun después de la autocastración voluntaria del macho, su palpo roto continuó transfiriendo espermatozoides dentro de los genitales femeninos.
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