Según se informó, estas milicias mantienen un temporal poderío sobre esta reserva pues cuentan con fusiles Kaláshnikov, van a caballo y son asistidos por camellos. Asimismo, se reportó que regalan la carne que dejan de los paquidermos abatidos a la población local.
Los responsables mataron a los animales para luego traficar el marfil, cuya demanda en los últimos años ascendió a niveles astronómicos, en especial por parte de compradores del continente asiático: los emplean en la construcción de objetos de lujo y se cree que la materia blanca posee propiedades medicinales.
EL TRÁFICO DE COLMILLOS DE ELEFANTES
Pese a que el tráfico de colmillos está prohibido desde hace 22 años, la ONG Traffic afirma que en 2011 se alcanzó un nuevo máximo de incautaciones en los aeropuertos de todo el mundo, informó “El País”. El año pasado, se confiscaron 23 toneladas de colmillos de elefante, una cantidad que equivale, al menos, a 2.500 paquidermos muertos. Asia es el principal destino, ya que el marfil tiene uso en la medicina tradicional china.
La población de paquidermos en el Parque Bouba Ndjida está calculada en 400, y los locales temen que si continúa la masacre a este ritmo, en unos días podrían ser aniquilados la totalidad de los elefantes en la reserva.
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