Si eres de las personas que dice: “¡Oh!, mi perro es muy obediente, entiende todo lo que le digo”, tienes razón, pues estudios recientes han demostrado que los canes procesan el lenguaje humano de una forma muy parecida a la humana y que prestan atención tanto al tono de voz que usamos como a las palabras que decimos.
“Los perros al igual que los cerdos, los delfines, orangutanes, chimpancés, entre algunos otros, destacan por ser animales muy inteligentes que se han adaptado al hombre a tal punto que comprenden nuestro idioma, esto quiere decir que captan perfectamente cuando les hablamos y entienden sobre lo que les hablamos con algunas órdenes específicas como: ven, sal, a comer, vamos de paseo o vamos al veterinario, entre otras”, explica la veterinaria Mariana de la Peña.
Al igual que en los seres humanos, cada hemisferio cerebral de los perros está especializado en comprender diferentes partes de la comunicación, ya sea el lenguaje directamente comprensible (palabras y frases) o aquel más sutil (gestos y entonaciones). Cuando nosotros escuchamos a otra persona frente a frente, no solo estamos pendientes de sus palabras, sino también de otras características del lenguaje, como el tono emocional, por ejemplo.
Lo que ahora se ha establecido es que los perros también diferencian y procesan estos diversos componentes de la comunicación. Ésta es la conclusión a la que han llegado investigadores de la británica Universidad de Sussex y que han publicado en la revista Current Biology. Esto no significa que los perros puedan comprender absolutamente todo lo que los seres humanos les decimos, pero los resultados apoyan la idea de que nuestros compañeros caninos están prestando atención, no solo a quiénes somos y cómo decimos las cosas, sino también a lo que decimos.
“No podemos asegurar cuánta información comprenden, ni cómo”, explica la coautora del estudio e investigadora de la Universidad de Sussex, Victoria Ratcliffe, “pero nuestra investigación muestra que perciben varios componentes de la conversación. Es más, son capaces de reconocer fonemas de frases como ‘ven aquí’”.
De la Peña recomienda que —ya que el oído de los perros es sumamente desarrollado, por lo que su sensibilidad es aún mayor— tratemos de no exponerlos a ruidos perjudiciales y sonidos muy agudos o que duran un largo tiempo, ya que las estructuras delicadas de su oído interno pueden ser dañadas, causando la pérdida de audición. Las células sensoriales del oído interno transforman la energía sonora en señales eléctricas que viajan al cerebro. Al ser dañadas éstas no podrán regenerarse.
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