Las conclusiones se desprenden de un estudio que confirmó estadísticamente lo que muchos veterinarios y amantes de los perros saben por experiencia.
El relevamiento recogió datos sobre la muerte de 74.000 canes entre 1984 y 2004 de la base de datos de medicina veterinaria, el registro del National Cancer Institute, que recibe informes de 27 hospitales universitarios veterinarios norteamericanos.
La investigación, publicada en el Journal of Veterinary Internal Medicine, detectó, por ejemplo, que los golden retriever y los boxer tienen las tasas más altas de cáncer, la causa principal de muerte entre los canes adultos.
En tanto, las razas de tamaño más pequeño, como pekineses y pomeranian, son más longevos, pero mueren de más traumas.
Las enfermedades del sistema nervioso son fatales en cambio para los canes más ancianos, mientras las patologías gastrointestinales afectan de manera uniforme a perros de todas las edades.
Las diferencias se encuentran también de acuerdo con el porte y la edad. Por ejemplo, las enfermedades del sistema muscular-esquelético son más frecuentes en perros más grandes, que sufren menos en cambio de perturbaciones neurológicas y endócrinas, mientras los jóvenes resultan más sensibles a las infecciones.
“Se trata de datos conocidos a nivel de la experiencia, confirmados ahora también a nivel estadístico. Hay razas más delicadas que otras, como por ejemplo los braquicéfalos, que por su cara aplastada, seleccionada por motivos estéticos, tienen más problemas respiratorios”, afirmó Claudio M. Rossi, veterinario de Milán.
Cierto es que, como para los hombres, también para los “mejores amigos del hombre” hoy es posible diagnosticar enfermedades de las que hasta hace poco tiempo era difícil tener una confirmación científica, “como por ejemplo las patologías neurológicas y los problemas de la columna vertebral, como hernias y discopatías, para las cuales actualmente se pueden usar tac (tomografía axial computarizada) y resonancias”, añadió Rossi
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