Situado en el sur de la ciudad, este peculiar zoológico es una reserva verde que contrasta con los barrios residenciales por los que está rodeado, de robustos edificios construidos con la tradicional piedra calcárea de Jerusalén.
Sus responsables defienden un proyecto que casa muy bien con la labor que desarrollan hoy en día numerosos parques zoológicos en todo el mundo, y no es otra que la de preservar especies amenazadas, en serio peligro de desaparecer por la mano del hombre o fenómenos de la naturaleza, como ya hiciera el bíblico Noé con su arca en el relato de la Biblia.
“La idea del Arca de Noé ha sido adoptada por muchos zoos en el mundo porque consideramos el zoológico moderno como un lugar donde salvamos a los animales de desastres ecológicos del mismo modo que Noé salvó a los animales del primero de ellos, del diluvio”, subraya la portavoz del Zoo Bíblico de Jerusalén, Sigalit Hertz.
“Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo. Todos los animales que están contigo de toda carne, de aves y de bestias y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, sacarás contigo; y vayan por la tierra, y fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra”, le dijo Dios al patricarca Noé. (Génesis 8, 16-17).
Los animales bíblicos
No en vano uno de los “buques insignia” del parque es un centro de visitantes construido en madera con forma del Arca de Noé, que alberga durante el año diferentes exhibiciones y se ha convertido en un punto de especial interés para los más pequeños.
Todo el complejo es el hogar de más de un millar de mamíferos, pájaros, reptiles y anfibios, que representan a más de 140 especies diferentes y se distribuyen en dos áreas principales.
La primera de ellas abarca a los animales mencionados en el Pentateuco, la mayoría de los cuales están extinguidos en la actualidad de la fauna israelí.
“Este parque se llama Zoo Bíblico porque tiene la colección más grande de animales mencionados en la Biblia, como por ejemplo el león asiático, que vivió aquí hasta el tiempo de las Cruzadas, o el oso marrón sirio, presente hasta el comienzo del siglo XX”, subraya la portavoz.
Cerca de 30 especies de animales citados en la Biblia se encuentran en peligro de extinción en su hábitat natural y uno de los principales proyectos de los biólogos es su crianza en cautividad para posteriormente reintroducirlos en su entorno, como es el caso de algunos ciervos y buitres.
La segunda colección comprende aquellas especies de animales clasificadas como raras o en peligro de extinción, entre las que se cuenta un crustáceo ciego de color blanco o traslúcido, parecido a un cangrejo, encontrado junto a otras especies inéditas en una cueva descubierta en 2006 de manera fortuita en la Galilea (norte de Israel).
La zona estuvo en tiempos prehistóricos cubierta por el mar Mediterráneo y, al retirarse el agua salada, la erosión de la lluvia formó espectaculares cuevas, por lo que las especies que allí se desarrollaron necesitan para subsistir agua con una salinidad especial.
Los responsables del zoológico de Jerusalén han traído el preciado líquido de la caverna originaria, y llevan a cabo un programa para preservar la especie en cautividad en receptáculos oscuros, pues la particularidad de estos animales es que viven de energía que procede del agua sulfúrica y su supervivencia no se basa en la fotosíntesis, debido a la ausencia total de luz que había en la cueva.
Proyectos de conservación
El zoológico participa en más de 15 proyectos de cría de especies raras o extinguibles, que intenta devolver a sus ecosistemas característicos, además de animales amenazados de otras áreas geográficas del mundo.
Pero pese a ser un país pequeño, Israel cuenta con diferentes ecosistemas, climas, y zonas geológicas que acogen una gran diversidad de fauna y flora.
“Israel tenía una fauna muy rica y abundante, porque está situada exactamente en el lugar donde se unen tres continentes: África, Asia y Europa”, explica Hertz.
No obstante, apunta que el desarrollo masivo que experimentó la zona en el siglo XX fue uno de los principales factores que ocasionaron la desaparición de muchas especies.
“A comienzos del siglo pasado teníamos aquí el cocodrilo del Nilo, osos sirios, numerosos tipos de aves grandes de presa, aunque la mayoría se extinguió”, recalca.
Por ello, la labor de preservación en el siglo XXI se ha convertido prácticamente en una “misión divina” por parte de los responsables de este zoológico y una lucha contra la inevitable urbanización por parte del ser humano.
“Como todo lo que está conectado con Tierra Santa, nuestra tarea es muy importante”, insiste orgullosa Herz.
Los hervíboros
Uno de los ejemplos más representativos de la diversidad “bíblica” del zoo son herbívoros como los íbices, órices, gamos y gacelas, mencionados en las Sagradas Escrituras y que pastan a sus anchas junto a jirafas, cebras y avestruces africanas en un amplio recinto situado junto al imponente Arca de Noé.
Los animales del zoo jerosolimitano también siguen, aunque no lo sepan, las costumbres religiosas de la zona y, como curiosidad, respetan escrupulosamente la prohibición de comer pan o productos leudados durante la festividad de la pascua judía o Pesaj, en la que su dieta se suple con generosas raciones de vegetales.
En medio de un entorno verde y con muchos espacios abiertos, los animales de este zoo se han convertido en uno de los principales reclamos del país, convirtiéndolo en la primera atracción turística pagada de Israel, con 75.000 visitas al año, en un país de más de siete millones de personas. (EFE Reportajes).
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