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lunes, 22 de julio de 2013

Todo animal tiene un fin y un precio

Susceptibles y desconfiados. Así se muestran algunos comerciantes en el mercado La Pampa ante la mirada curiosa de algunos visitantes. “¿Qué cosita está buscando?”, dice una vendedora. “¿Tiene zorro?”, pregunta un comprador. “¿Quiere cola, hocico, pata, o carne?”, la respuesta.

Así como el zorro, al menos 27 especies de animales silvestres cuelgan de los mostradores del mercado y otros están en pequeños sacos, escondidos de las autoridades.

Picos de tucán, lenguas de oso hormiguero, caballitos de mar, colibríes, patas de zorro, cola de serpiente de cascabel, garras de quirquincho, pumas y osos son parte de un mundo de ofertas, recetas y secretos que son divulgados de boca en boca.

Algunos animales son desmembrados en diferentes partes, ya que a cada parte del cuerpo se le atribuye una función o ‘poder’ específico.

Un trocito de carne cuesta 5 bolivianos y sirve para curar el “mal parto” de las mujeres; el hocico entre 60 y 80 bolivianos -según el tamaño- y es usado por los contrabandistas para no ser atrapados por la Policía; un puñado de pelo a 5 pesos, sirve para hacer un collar a los niños cuyos padres se ausentarán por mucho tiempo. Evita que los niños se “tiricien” (depresión y falta de apetito).

La serpiente de cascabel es vendida por cada “gradita” que lleva en la cola, cada una vale entre 25 y 30 bolivianos, sirve para aumentar y fortalecer el coraje de los varones.

Un picaflor disecado cuesta entre 30 y 50 bolivianos. Antiguamente, la gente creía que el brillo de su pecho se debía a que llevaban plata y oro. En comunidades del Cono Sur como Mizque aún se cuelgan a estas aves disecadas en el umbral de la puerta para atraer la buena fortuna.

El oso hormiguero está entre 180 y 400 bolivianos; y los sullus de llama se encuentran desde 40 hasta 500 bolivianos, según el tamaño y color del animal.

PROCEDENCIA

¿De dónde provienen estos animales y cómo llegan al mercado? Las respuestas son diversas.

“Una paceña (oriunda de La Paz) nos trae”, relata Rosa G. una de las vendedoras. Explica que esta persona recorre comunidades con vocación llamera desde Perú hasta el altiplano boliviano. Las temporadas de sequía o de heladas intensas serían los momentos propicios para recolectar los fetos de las llamas que no resisten la inclemencia del tiempo y abortan.

El jefe de la Unidad de Medicina Tradicional de Cochabamba, Jesús Gómez, descarta que pueda haber un mercado donde se induzca al aborto de las hembras.

Otras especies como el puma, quirquincho, zorro y murciélago son víctimas de un conflicto irreconciliable en las zonas agrícolas.

“Los campesinos los matan porque estos animales atacan a su ganado”, según explica el director del Centro de Biodiversidad y Genética de la Universidad Mayor de San Simón, Luis Fernando Aguirre.

“Antes era difícil conseguir, pero como ahora saben que la gente busca mucho nos traen al puesto”, señala Rosa, refiriéndose a los campesinos, principalmente del trópico y la zona andina.

Según Rosa, la demanda de este tipo de rituales y ofrendas se incrementó desde el ascenso de Evo Morales a la Presidencia. “Como ahora el Presidente hace todo con rituales parece que la gente cree más en eso”, explica.

En cambio, para la autoridad departamental, Jesús Gómez, la medicina tradicional cobró fuerza desde su reconocimiento en la Constitución Política del Estado (CPE) el año 2009, luego de un intenso trabajo de reglamentación impulsado desde 1987, que finalmente fue concretado con la creación de la Sociedad Boliviana de Medicina Tradicional (Sobometra).

En la actualidad existen 411 médicos tradicionales registrados en el departamento, pero aún hay cientos de impostores que no pueden ser identificados.

“Como es ya una actividad reconocida, no faltan los que quieren sacar provecho de todo”, dijo Gómez, refiriéndose a la gente inescrupulosa que juega con la subjetividad de las personas aprovechándose de la coyuntura.

Pese al vacío legal para el control, la dirección de Protección de los Derechos de la Madre Tierra, desde hace dos años notifica a los comerciantes sobre la prohibición en la venta de especies silvestres vivas o muertas.

En un primer operativo realizado en vísperas del martes de ch’alla, en carnavales, se lograron rescatar 10 animales y partes disecadas.

Este operativo sólo llegó a 10 casetas de las más de cincuenta existentes, debido a que todos los comerciantes cerraron sus puestos al advertir la presencia de las autoridades.

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