Los autores cuentan la extraña costumbre del nequí y del tiluchi espino, y el peligro que amenaza a las aves. Es un libro hecho con pasión de estudioso. Incluye fotos y descripciones.
Javier Méndez Vedia - jmendez@eldeber.com.bo
Muy pocas veces se oye en la conversación cotidiana voces como ‘serere’, ‘patas de tibibi’ o ‘fiofio’. Lo que no se nombra se olvida, y lo que se olvida no se cuida.
Roberto Vásquez Chávez, cuyo respetado nombre está ligado a la botánica y a las orquídeas, y Darwin Ric, naturalista y descubridor de 10 especies de orquídeas, empezaron a gestar este libro hace un montón de años. Hacerlo les tomó cuatro.
Aves de Santa Cruz, Bolivia es el primero de tres tomos. En sus 439 páginas se describen 300 especies. La tarea que les queda debe involucrar, en condiciones ideales, las 1084 especies que hay en todo el departamento de Santa Cruz.
Publicar el segundo tomo les tomará al menos un año. El formato de trabajo es muy claro. Después de una excelente fotografía (la mayoría fueron tomadas por Ric), se mencionan las características del ave: cuánto mide, qué forma tiene el pico, qué color o colores tiene. Esta descripción ha sido traducida al inglés.
Luego se describen sus costumbres. Del nequí (Tapera naevia), por ejemplo, se cuenta que coloca sus huevos en nidos ajenos, como lo hace el tiluchi espino (Phacellodomus rufifrons). El polluelo expulsa a sus compañeros del nido y los padres solo alimentan al pichón usurpador, que no es suyo.
También se describe el hábitat, su distribución y, finalmente, el lugar donde fue fotografiado.
Entre los objetivos de los autores está recuperar los nombres nativos y darlos a conocer a los jóvenes, y señalar que la riqueza de las aves de Santa Cruz está relacionada con la variedad de su topografía, que al ser alterada por el chaqueo amenaza a varias especies.
El libro, publicado con el apoyo del gobierno departamental, está circulando -volando- en varias librerías
NOMBRES CIENTÍFICOS, EN CAMBIO CONSTANTE
Con las nuevas técnicas genéticas para identificar las aves, los nombres científicos de varias de ellas han cambiado. Se las ubica mejor en sus familias y en sus órdenes. “Antes los sabíamos todos, pero ahora ya no”, comenta Darwin Ric.
Los cambios seguirán ocurriendo, pero, al menos localmente, los nombres comunes no van a variar.
Algo que debe cambiar es la amenaza. La hermosa pava copete de piedra (Pauxi unicornis) fue difícil de encontrar en el Amboró, donde vive. Los madereros, cuentan Vásquez y Ric, persiguen a las pavas por su carne.
Pero hay más especies amenazadas. La paraba frente roja (Ara rubrogenys) está en peligro crítico, porque los agricultores la persiguen para evitar que se coman el maíz y el maní.
Otras aves que rara vez pueden ser fotografiadas o avistadas son la garza pichicas (Agamia agami) y el tordo boliviano (Oreopsar bolivianus).
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