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miércoles, 29 de enero de 2014

PICHICIEGO, EL ARMADILLO MÁS RARO DEL MUNDO

El notable armadillo hada rosa (Chlamyphorus truncatus), también conocido como pichiciego, mide poco más de 10 centímetros, pasa casi toda su vida excavando bajo tierra y un caparazón rosado cubre su suave pelo blanco.

Es el más chiquito de los armadillos, se alimenta de invertebrados y plantas, y se deja ver en la superficie en muy raras ocasiones. Y además, es muy susceptible al estrés y no tolera muy bien los encuentros con humanos.

"Es un animal muy delicado, que en cautiverio sobrevive máximo ocho días y se muere", dice a la BBC Mundo Mariella Superina, experta en la conservación de armadillos.

Como es tan difícil de ver, y es tan diferente al resto de los armadillos, para Superina se convirtió "casi en una obsesión".

"Si bien se les dice 'pichiciego', no son realmente ciegos; pueden distinguir claridad de oscuridad. 'Pichi' quiere decir 'chiquito' en el idioma mapuche, y sospecho que se le agregó 'ciego' a este nombre para distinguirlo del piche (Zaedyus pichiy), una especie de armadillo de 1kg que vive en la misma zona", explica la especialista.

¿Y qué lo hace tan especial?

Superina explica que entre las 21 especies de armadillos, que ya de por sí son mamíferos muy diferentes al resto, el pichiciego es el único que tiene suelto el borde del caparazón.

"Debajo de él se observan los abundantes pelos sedosos que cubren su cuerpo y ayudan al pichiciego a mantener su temperatura corporal". "La punta de la cola tiene una forma de diamante que también es muy inusual y la usa como una quinta pata para apoyarse", añade la experta.

Además, tienen una placa vertical en la parte trasera que los científicos no sabían para qué era. Hasta que la investigadora pudo mantener en un terrario durante varios meses a uno de los pichiciegos rescatados y le puso cámaras infrarrojas para poder filmarlo.

"Sólo salía de noche, pero a veces podía observar cómo escarbaba. Y después da marcha atrás, va compactando el suelo detrás de él con esta placa vertical, eso es un comportamiento muy especial que los otros armadillos no tienen".

"La verdad es que me volvió loca, porque fue sumamente difícil encontrar algo que comiera, pasé días capturando escarabajos, buscando lombrices, buscando frutos naturales, para ver si podía estimularlo a comer algo natural, y no, y probé creo que fueron 34 ingredientes que le di que se negó a comer", cuenta la investigadora.

"Hasta que probé una mezcla de distintos ingredientes, que eso era lo que él quería comer. Pero, cualquier variación de esa mezcla provocaba el inmediato rechazo del exquisito pichiciego", mencionó.

"Y lo curioso es al siguiente pichiciego que me llevaron para rehabilitar le preparé la misma mezcla y no la quiso, o sea que tienen preferencias individuales muy fuertes", precisa la especialista.

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