Si bien los perros y los humanos han estado relacionados desde hace mucho tiempo, no existe todavía la certeza de cómo y cuándo fue que se produjo esta relación.
Existen registros históricos que indican que algunos humanos eran enterrados junto a sus perros hace alrededor de 11 mil años en Israel y este es el dato arqueológico que durante mucho tiempo se manejó como indicio de la antigüedad de la domesticación del perro; sin embargo el año pasado se descubrió un posible indicio de la presencia de perros domésticos en una cueva en Siberia, hace 33 mil años.
El estudio genético mencionado, comparó a los perros domésticos con los lobos y demostró que los perros son más capaces que los lobos de ingerir alimentos similares a la de los humanos -principalmente aquellos ricos en almidón-, además de que poseen un mayor desarrollo cerebral, indicando cambios en el comportamiento que se fueron dando con el tiempo, a medida que el animal se iba haciendo menos salvaje.
El descubrimiento respecto a la capacidad de los perros de soportar alimentos ricos en almidón es muy importante, debido a que el propio ser humano presenta cambios genéticos similares respecto a los antiguos humanos que se alimentaban de la caza y la recolección. De esto se desprende que durante todo el tiempo que el perro ha vivido junto al hombre se fueron volviendo similares en lo relacionado a la alimentación.
Pero, ¿cómo explica esto que los lobos se fueran volviendo menos salvajes, dando lugar a los perros domésticos?
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