Cuando las aves dejan el nido para buscar alimento para sus polluelos, éstos quedan vulnerables a los ataques de sus depredadores.
Para evitar que esto ocurra, la plañidera cenicienta adquiere la apariencia y los movimientos de una oruga tóxica con la que comparten el hábitat, según descubrió un equipo de investigadores colombianos.
Lo más probable, explican los científicos, es que esta adaptación haya evolucionado para disminuir las probabilidades de ataques a los nidos y aumentar el éxito de la anidación de la especie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario