Buscar

lunes, 13 de abril de 2015

Funerarias innovan con servicios para dar el adiós a los cachorros

El día que murió Burbuja sonó el teléfono de la funeraria, la voz al otro lado del auricular anunciaba su deceso. Era su dueña. De inmediato, funcionarios de la empresa recogieron el cuerpo de una veterinaria y lo trasladaron al cementerio de Huajchilla.
Horas después, el cadáver yacía en el nicho, envuelto en una "sábana santa”, junto a sus posesiones más queridas, una pelota y un peluche. Así se fue de este mundo, Burbuja.

Y así se van muchos cachorros, cuyos dueños acuden a las funerarias que comenzaron a ofrecer servicios para despedir a las mascotas. En ese negocio incursionaron las empresas Renacer y Valdivia.

Estas compañías ofrecen servicios fúnebres para animales, que van desde el recojo del cuerpo, la "sábana santa” (con la que de forma usual entierran a los animales), el traslado a su "última morada”, la ceremonia, misas en fechas especiales, el entierro y hasta la cremación.

"Empezamos con el negocio pensando que, como la mascota es parte de la familia, también merece un lugar de jardín”, explica Rosario Inda, directora de Renacer. Adolfo Víctor Valdivia, de funerarias Valdivia, confirma que cuando los compañeros de cuatro patas fallecen se busca que el entierro sea como el de "un miembro más de la familia”.

Los precios de los servicios que ofertan estas empresas varían de acuerdo al tamaño del animalito. En Renacer, el servicio para cachorros pequeños vale 90 dólares; 120 dólares para perros medianos; y 140 dólares para grandes; su cementerio está en Huajchilla.

En Valdivia, en cambio, el derecho a entierro es de 500 bolivianos para mascotas pequeñas, 700 bolivianos para las medianas y 900 bolivianos para las grandes; su camposanto es camino a Chinchalla.

Cuando muere una mascota querida

El servicio que estas firmas ofrecen comienza cuando el cachorro fallece. De inmediato los encargados del servicio fúnebre acuden al lugar donde pereció el animalito.

"Por lo general se recoge al perrito o la mascota de la casa o veterinaria”, cuenta Hugo Díaz, asesor comercial de la funeraria Renacer. Acto seguido, el cuerpo del animal es envuelto en una "sábana santa” y trasladado al cementerio con un acompañante.

La familia es transportada junto al fallecido hasta el cementerio. Una vez que termina la ceremonia de entierro, la funeraria lleva a los dolientes de vuelta. Renacer incluye este servicio en el costo del entierro, pero Valdivia cobra 80 bolivianos adicionales por el transporte.

Antes cajones, ahora sábanas

Cuando Valdivia comenzó a ofrecer el entierro de los animalitos, hace cuatro años, elaboraban pequeños ataúdes para las razas más pequeñas, pero dejaron de producirlos por la falta de demanda. "Al principio usábamos cajones, pero la gente prefiere enterrar a la mascota en su mantita”, sostiene Valdivia.

En Renacer también se recurre a envolver el cuerpo del animal, pero muchas familias suelen traer su propio cajón para el muerto. "Hay personas que llegan con su cajita para enterrar a su mascota. Por lo general llevan sus colchoncitos y sus juguetes”, cuenta Inda.

Cremaciones y cementerios

Dos dóberman de bronce resguardan la entrada del cementerio San Roque. El pasto, sin las lápidas, pasaría por un jardín de flores. Las plaquitas tienen fotos, grabados y mensajes como "Layka: hijita, gracias por el amor que nos diste” y "Papito, nunca te olvidaremos”.

Este cementerio junto al denominado Amigo fiel -Valdivia- son los lugares del eterno descanso de las mascotas. Los nichos que comercializan las funerarias son a perpetuidad y los dolientes, si acuden al servicio por previsión -de forma anticipada a la muerte del animal-, pueden adquirirlos a crédito y con distintas ofertas.

Durante el entierro, según comentan en Renacer, la gente suele despedir con llanto a sus compañeros. "Es como si muriera una persona”, comenta Díaz. "Son como de la familia”, agrega.

Si las personas no desean enterrar a sus animales, existe una alternativa. "Hacemos la cremación de la mascota”, manifiesta Valdivia. Este servicio cuesta 200 dólares para mascotas pequeñas, 300 dólares para medianas y 400 dólares para las grandes.

Otros servicios disponibles

"Una vez, una señora nos pidió la exhumación de su perrito”, comenta Díaz. "Quería cremar sus restos para llevárselos a Estados Unidos”, agrega.

Cuando se le pregunta si es que se hacen misas para las mascotas, Díaz responde que no. "Nunca nos lo han pedido, pero supongo que sí podríamos hacerle”, responde con sorpresa en su voz, "si los padres nos aceptan, por supuesto. Vale la pena consultar”.

Pero en Valdivia, sí las hacen en fechas especiales. "Cuando se acerca la fecha de San Roque y alguna ocasión especial, se lleva a algún padre para compartir algunas palabras para las personas que fueron a visitar ese día”, explica Valdivia.

Cuando la dueña de Burbuja la enterró, un empleado de la funeraria ofició la ceremonia de despedida y, antes de tapar el nicho con tierra, le dio la palabra a la mujer, quien lloraba desconsolada.

Ésta, como si hubiera sido presa de una inspiración inesperada, afirmó: "Cuando muera mi Pelusa (su otra perrita), quiero que la entierren al lado. Así podrán hacerse compañía”. Quienes estuvieron ahí cuentan que la voz se le quebró al expresar el siguiente anhelo: "Quiero comprar el nicho continuo”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario