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jueves, 28 de junio de 2012

Las arañas son esenciales para regenerar la vida tras un incendio

Siempre nos hemos quejado de este insecto, calificándolo en muchos de los casos como perjudicial, mientras que en otros casos vemos a estos seres como si fuesen monstruos en miniatura y resulta que llegamos al extremo de tenerles fobia.

Sin embargo, los científicos han determinado que esta especie es importante, esencial para regenerar la vida después de un incendio, es decir, que tras una catástrofe de esa naturaleza, principalmente en los bosques, son las arañas que comienzan a habitar el lugar siniestrado, para atraer a otras especies y comience nuevamente la vida, después de la muerte.

Hace algún tiempo, el director del departamento de Entomología de la Sociedad de Ciencias Aranzadi de España, Alberto de Castro, dijo al portal de la agencia de noticia Efe, que "las arañas cumplen una importante función" tras los incendios, porque aunque las especies autóctonas, más especializadas, mueren por efecto de las llamas, nada más apagarse los rescoldos del fuego "hay un batallón de arañas oportunistas" que acuden al bosque quemado.

El especialista se basó en un estudio que se hizo el siglo pasado cuando encontraron los exploradores tras la explosión del volcán Krakatoa, que en 1883 causó la devastación casi total de esta isla ubicada entre Java y Sumatra, fue una araña.

Los arácnidos se dispersan muy bien porque, aunque no vuelan, hacen "parapente". Para ello, "suben a un lugar alto, donde hay corrientes de aire, emiten un pequeño hilo de seda que hace las veces de vela y planean con ella, desde unos metros, que es lo más habitual, hasta cientos de kilómetros", dijo Castro.

El biólogo donostiarra, que ha conseguido una beca postdoctoral para estudiar la ecología de las arañas en los bosques templados de Kentucky (EE.UU.), señaló que gracias a su técnica, estos invertebrados colonizan islas y otros lugares distantes o calcinados por el fuego.

De esta manera, llegan a los bosques arrasados a la vez que algunos insectos muy poco exigentes que les sirven de comida. Esta circunstancia les permite prosperar y ser, a su vez, alimento de otros animales como aves, reptiles, anfibios y pequeños mamíferos, que dispersan semillas y polen, facilitando la entrada de nuevas especies en el ecosistema y su recuperación.

"Las arañas no regeneran el bosque, pero contribuyen a que empiece la vida de nuevo porque son muy resistentes y capaces de sobrevivir en estos ambientes tan difíciles", subrayó De Castro.

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