Los hallazgos arrojan luz no sólo sobre cómo los depredadores y sus presas influyen en la composición del suelo, sino sobre cómo el estrés provocado por la sequía y el calor extremo puede tener efectos duraderos en los cultivos y los ciclos de crecimiento, señalaron los expertos dirigidos por Dror Hawlena, de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
“Hemos descubierto la manera por la cual los depredadores terrestres regulan los procesos de los ecosistemas a través de un control indirecto sobre la función comunitaria del suelo”, indicaron los expertos y destacaron que este cambio no enlentece la descomposición de los saltamontes.
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