"Los investigadores han concluido el trabajo en los territorios del parque nacional ‘Tierra de leopardo’ y la reserva ‘Kedróvaya Pad’ (en la región del Primorye, Extremo Oriente ruso)" y ya se puede afirmar que el número de animales no ha disminuido, aseguró la vicedirectora científica del parque nacional ruso, Elena Salmánova.
El seguimiento y recuento de estos felinos, la subespecie más rara de los leopardos que además está en peligro de extinción, incluye dos etapas: la primera en territorio ruso, que ya ha concluido, y la segunda en China.
El invierno es la época más apropiada para el seguimiento del que también se conoce como leopardo siberiano o del Extremo Oriente, ya que los científicos estudian las rutas de los animales y estudian las huellas que dejan sobre la nieve.
El equipo de investigación se trasladará a territorio chino entre finales de este mes y principios del siguiente para continuar el seguimiento en algunas de las zonas de mayor protección natural situados en la frontera entre ambos países, entre ellas la reserva de Hunchun.
El sudoeste de la región de Primorie, fronteriza con China, es el único lugar en el planeta en el que todavía pueden encontrarse leopardos de Extremo Oriente en su hábitat natural.
Se calcula que apenas quedan alrededor de 50 animales de esta especie, incluida en el Libro Rojo de Rusia de especies desaparecidas o en peligro de extinción y en el de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los Recursos Naturales.
Antes, este mamífero habitaba los bosques de Rusia, China y Corea del Norte, pero la caza furtiva, la tala de bosques y otras actividades humanas limitaron su hábitat a una zona de 400.000 hectáreas en los bosques situados alrededor del lago Jasán, en Primorie.
En estado adulto, el macho del leopardo de Amur puede alcanzar los 170 centímetros de longitud y pesar hasta sesenta kilogramos.
Es la subespecie de leopardo más septentrional y la mejor adaptada a los crudos inviernos del hemisferio Norte.
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