Que el perro es el mejor amigo del hombre, es una frase cien por cien cierta. De hecho, son cientos los relatos que cuentan cómo canes han hecho de todo por sus amos. El protagonista de esta tierna historia de fidelidad es Ciccio, un pastor alemán, que acude todos los días a misa a la iglesia a la que acudía con su dueña.
Ciccio, de 12 años, siempre ha ido con su María Corredera, su dueña, a todos los lados, incluso acudió al funeral de ésta cuando murió hace dos meses. Y es desde esta fecha que el perro va al cementerio de Santa María de la Asunción, en San Donaci (Italia) todos los días.
Ahora este perro italiano acude todos los días a misa a buscar a su dueña. Hasta el párroco de la Iglesia de San Donaci lo ha dejado entrar y participar en los matrimonios, bautismos y funerales.
Todas las tardes, Ciccio esperaba el regreso de su dueña María, sentado en la explanada de la Iglesia de San Donaci, provincia de Bríndisi, en el sur de Italia. No en vano, antes de fallecer su dueña, Ciccio la acompañaba hasta la Iglesia, la esperaba y luego, volvían a casa juntos.
VISITA A LA IGLESIA
Tras la muerte de la anciana, Ciccio se quedó pacientemente en la puerta de la iglesia, esperando el regreso de María. Tal ha sido su constancia que el párroco de San Donaci, Donato Panna, le ha permitido entrar y participar de todas las ceremonias que allí se celebran.
Su bondad y fidelidad han hecho que Ciccio haya sido adoptado por toda la comunidad de San Donaci. Durante las misas, el perro permanece como todos los asistentes. Después le han dejado un espacio para que Ciccio pueda pasar sus días sin María. Allí, los fieles y conocidos de su dueña le proporcionan comida y agua.
Aunque el perro Ciccio está muy acompañado en la Iglesia, algunos piensan que sería conveniente que encontrara otra familia.
A través de Facebook publicaron su historia y sus fotos. La población italiana espera que Ciccio siga viviendo entre el afecto de todo el mundo.
La historia de Ciccio ya se ha hecho famosa en el mundo y no hay otro tema de conversación en la ciudad, demostrando que el vínculo que se crea entre un perro y su amo es tan fuerte que no se rompe incluso después de la muerte.
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