Según denuncia WWF, las tiendas de Tailandia venden de manera ilegal toneladas de colmillos procedentes de elefantes africanos, haciéndolos pasar por marfil tailandés, cuya venta si está permitida de manera legal.
"Las leyes existentes no son efectivas para mantener el marfil africano ilegal fuera del mercado tailandés. La única manera de evitar que Tailandia contribuya a la caza furtiva de elefantes es prohibir por completo la venta de marfil", indica Janpai Ongsiriwittaya, director de WWF-Tailandia en un comunicado.
La organización protectora de animales apunta a las leyes que permiten comerciar con los productos fabricados a partir de elefantes criados en Tailandia, como la tapadera de las redes criminales para introducir el marfil "ensangrentado" africano en el mercado de Tailandia.
"Muchos turistas extranjeros quedarían horrorizados al saber que las baratijas de marfil que se exhiben en las tiendas pueden provenir de elefantes masacrados en África", declara Elisabeth McLellan, directora del Programa Global de Especies de WWF.
El Fondo Mundial para la Naturaleza ha lanzado una campaña para recolectar un millón de firmas con el objetivo de exigir a la primera ministro de Tailandia, Yingluck Shinawatra, la prohibición definitiva del comercio de marfil en Tailandia.
"Hoy las principales víctimas son los elefantes africanos, pero los elefantes de Tailandia podrían ser el próximo objetivo", señala Ongsiriwittaya sobre los peligros que afronta el elefante asiático, un animal emblemático para la cultura tailandesa.
Según los datos de la protectora, el tráfico de marfil internacional ha llegado al punto más alto de la historia, superando las 40.000 toneladas en 2012.
Una de las últimas acciones contra el tráfico de marfil africano en Tailandia se llevó a cabo a mediados de diciembre pasado cuando las autoridades del aeropuerto de Suvarnabhumi, en Bangkok, confiscaron 11 colmillos de elefante procedente de Etiopía y arrestaron a un ciudadano de nacionalidad vietnamita.
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