“Tommy”, un pastor alemán de 12 años, pasa todos los días de la plaza central de la localidad hacia el recinto y se instala al lado del altar.
El can no ha dejado de ir ni un día a la iglesia desde que asistió a las exequias de su dueña, consignó el diario italiano “Il Messagero”.
Desde entonces, el padre Donato Panna le permite entrar al templo.
Apenas escucha las campanas o ve llegar el coche fúnebre, el perro entra a la iglesia y sigue al ataúd como si su dueña estuviera en el interior.
Ahora que quedó solo, “Tommy” es protegido por el pueblo, que lo alimenta y acaricia como emblema de fidelidad.
La impactante historia recuerda inevitablemente la trama de la película “Hacchiko” (basada en un hecho real en Japón), protagonizada por Richard Gere.
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