Ocearch, una organización científica y sin ánimo de lucro que estudia los tiburones, colocó a "Lydia" una etiqueta cuando se encontraba en aguas de Florida hace un año, con el objetivo de seguir sus movimientos por satélite en tiempo real. El ejemplar fue elevado a una inmensa plataforma, donde, además de marcarlo, se le extrajo sangre y se comprobó su estado de salud, un proceso que duró quince minutos. De esta forma, los investigadores han comprobado que el animal ha viajado, en total, más de 30.500 km. El pasado fin de semana, cruzó la dorsal Atlántica, la cordillera volcánica que marca una línea divisoria aproximada entre el este y el oeste
Ahora, parece dirigirse hacia las costas británicas. Si mantiene el mismo rumbo, a una velocidad de 35 mph, "Lydia" podría alcanzar Inglaterra en cuestión de días, aunque los investigadores creen que es difícil saber cuál será su destino final. «Solíamos pensar que el Atlántico es demasiado frío para los tiburones, pero si algo hemos aprendido en un año es que, simplemente, no es cierto», explica Chris Fischer, de Ocearch, a la BBC. "´Lydia´ ha venido de Nueva Escocia (Canadá)... Estos tiburones tienen la capacidad de hacer frente a aguas muy frías durante largos períodos de tiempo".
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